BARCELONA

Correr es de cobardes

De los 32 equipos de la Champions, el Barcelona fue el que menos corrió al sumar sólo 100,4 kilómetros, 21 menos que el Bayer Leverkusen, que fue el que más contabilizó.

DAVID W CERNYREUTERS

Parece que el Barcelona de Valverde sigue a rajatabla la premisa lanzada en su día por Carles Rexach cuando le acusaron de ser un jugador que participaba poco en las tareas defensivas y que tenía cierta apatía a la hora de los esfuerzos físicos: “Es que correr es de cobardes”.

Sólo así se puede entender las estadísticas que ha arrojado el FC Barcelona en esta última jornada de la Champions donde destaca especialmente por ser el equipo que menos kilómetros recorre de los 32 que participaron en la Champions. Concretamente, el equipo blaugrana contabilizó ante el Slavia de Praga un total de 100,4 kilómetros, muy por debajo de los 115,2 kilómetros que acumuló el conjunto checo, es decir, caso quince kilómetros más.

Pero las diferencias aún son mayores si lo comparamos con el equipo que lidera esta jornada el contador, los alemanes del Bayer Leverkusen, que en su partido ante el Atlético de Madrid alcanzaron los 121,1 kilómetros recorridos, es decir, ¡21 kilómetros más que los blaugrana!

Entre los equipos españoles, el Atlético de Madrid ocupa la tercera plaza, con 117,2 kilómetros, mientras que Valencia ocupa la vigesimoprimera, con 108,7 kilómetros, y el Real Madrid es el vigesimocuarto en la tabla con 107,4 kilómetros.

Entre los blaugrana, el jugador que más kilómetros recorrió fue el holandés Frenkie de Jong, con 11,4 kilómetros, siendo ya el segundo, Jordi Alba, con 10,6 kilómetros.

En todo caso, para hacernos una idea de las diferencia entre la intensidad y agresividad que le puso el equipo del Slavia en en el campo comparación con el Barcelona, el centrocampista holandés fue el cuarto jugador que más kilómetros hizo del partido, liderando la tabla Servik, con un total de 13,8 kilómetros.

Así pues, una de las preguntas que quería plantear Ter Stegen al vestuario sobre lo que pasó el miércoles en Praga ya tiene solución: el rival corrió más y le puso más intensidad.

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