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Gullit, Larsson, Maldini y otras sagas padre e hijo en el fútbol

Maxim Gullit es el último ejemplo de hijos de estrellas del fútbol que consiguen emprender una carrera profesional.

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La Federación Holandesa de Fútbol anunció la semana pasada la convocatoria del defensa del AZ Alkmaar Maxim Gullit, de 18 años, para jugar con la selección sub 19. Como su apellido indica, el joven es el hijo de Ruud Gullit, mítico atacante de la oranje y de equipos como el Milan, la Sampdoria y el Chelsea. El propio Gullit felicitó a su hijo por esta convocatoria con un post en su cuenta de Instagram. De esta manera, Maxim Gullit se convierte en el último de una larga lista de hijos de grandes estrellas del fútbol que siguen los pasos de sus padres y que llegan, en algunos casos, a superarles.

Más allá de jugadores consolidados como Sergio Busquets o Thiago Alcántara, cuyos progenitores ya despuntaron en el terreno de juego, hay otros hijos de a los que aún les queda para consagrarse. Uno de los casos más exitosos es el de otro holandés, Justin Kluivert, hijo del exdelantero Patrick Kluivert. Formado en la cantera del Ajax, de la que también salió su padre, fue figura clave del equipo que fue subcampeón de la UEFA Europa League en la temporada 2016-2017. Un año después, en junio de 2018, le fichó la Roma, donde se convirtió en el jugador más joven del equipo en anotar un gol en la Champions League, con 19 años. Kluivert es también internacional absoluto con Holanda.

Justin Kluivert
  • Niza
  • delantero
  • Países Bajos

También fueron convocados recientemente con la selección absoluta de Estados Unidos dos jóvenes que comparten una curiosa característica: ninguno de sus célebres padres es norteamericano. Se trata de Jonathan Klinsmann, portero del St. Gallen suizo e hijo de Jürgen Klinsmann, campeón del mundo con Alemania en 1990, y Timothy Weah, que desde este verano milita en el Lille, y que es hijo de George Weah, el único Balón de Oro africano y, desde 2018, el presidente de Liberia. Jonathan Klinsmann se formó en el fútbol estadounidense, aunque en 2017 cruzó el charco para jugar en las categorías inferiores del Hertha Berlín. Timothy Weah, por su parte, lleva camino de ser tan trotamundos como lo fue su padre, y en su corta carrera ya ha militado en el PSG, donde debutó como jugador, en el Celtic Glasgow y en el Lille, además de jugar ocho partidos con la selección estadounidense absoluta.

El hijo del entrenador

A veces, estos jugadores tienen que soportar el hecho de que su padre sea también su entrenador. Este es el caso de Nahuel Gallardo, que desde 2017 juega en River Plate, el equipo dirigido por su padre, Marcelo Gallardo. Esto no implica favoritismo, al menos en este caso, ya que Nahuel Gallardo no juega apenas minutos en el equipo bonaerense. Otro hijo de estrella, Jordan Larsson, también estuvo un tiempo a las órdenes de su padre, el mítico Henrik, en el Helsingborgs sueco. Actualmente, Jordan milita en el Spartak Moscú, y ya ha debutado con la absoluta sueca.

En agosto de 2018, el PSG y el Guingamp se enfrentaron en la Ligue 1. En la portería parisina jugaba el veterano Gianluigi Buffon, y en el ataque de su rival lo hacía el joven Marcus Thuram. Esto fue curioso porque Buffon fue compañero del defensa francés Lilian Thuram, padre del joven, en el Parma y la Juventus. Unos meses después, un gol de Marcus eliminó al PSG de la Copa de la Liga. Este verano, el Borussia Mönchengladbach le fichó. Allí debutará en la Europa League. Marcus no es el único de los Thuram que viene pisando fuerte, ya que su hermano Khephrén, de 18 años, ha firmado este año su primer contrato profesional con el Niza.

Finalmente, hay un caso único: el de la familia Maldini. Después de que Cesare y Paolo Maldini hicieran historia en el Milan, este verano debutó con la elástica rossonera el primer representante de la tercera generación, Daniel Maldini. Al contrario que su padre y su abuelo, que jugaban como defensas, el joven, que tiene 17 años, es atacante. “En su carácter veo algunas de mis propias cosas, y luego en los movimientos hay genética, porque como la gente me ve en mis hijos, la gente vio a mi padre en mí en mis primeros días”, dijo de su hijo Paolo. Cuando este se retiró en 2009, tras 25 años de carrera, el Milan retiró su camiseta con el número 3 con una excepción. Solamente sus hijos podrían llevar ese número si llegaban al primer equipo rossonero. Si, al contrario que su hermano Christian, que no consiguió llegar al primer nivel del fútbol italiano, Daniel se consolida en el Milan, podría tener el mismo dorsal que su padre. Sería el último capítulo de una saga familiar irrepetible.

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