El Kashima ya tiene su revancha ante el Real Madrid
Nagaki, Serginho y Abe remontaron el gol inicial de Zaldívar y llevaron al Kashima a las semifinales del Mundial de Clubes, donde el miércoles se enfrentarán al Madrid.
Fue el triunfo de la constancia, del que cree en sus posibilidades aun cuando todo se pone en contra. El fútbol japonés ya no es lo que era. Ahora, además de calidad, también tiene oficio. Maduró el Kashima el partido ante Chivas hasta que le dio la vuelta al tempranero gol de Zaldívar. El equipo japonés no es sólo la columna vertebral de sus tres brasileños, Serginho, Leandro y Leonardo. Es un bloque solidario y veloz en el que no ha importado que faltara su mejor delantero, Suzuki, para ganarse la oportunidad de tomarse la revancha ante el Madrid por la final del Mundial de Clubes de 2016.
Con la grada del Hazza Bin Zayed cadi vacía. Así se jugó el primer partido grande del Mundial de Clubes entre el campeón asiático y el de la CONCACAF. No es de extrañar que Infantino quiera darle un giro a esta exótica competición. Y el ambiente frío no impidió que el choque se calentase pronto. Lo hizo Zaldívar aprovechando un pase lateral de Brizuela. Su cabezazo, en el segundo minuto de partido, cambió el balón de dirección sin que Kwoun pudiera hacer nada para detenerlo. La pelota le pilló a contrapie. El delantero mexicano se había quedado solo después de un fallo en el despeje de Uchida. Midió mal, incomprensiblemente, para un jugador de tan dilatada trayectoria en la Bundesliga. Ese gol condicionó el juego. No podía ser de otra manera. Kashima no encontraba el reposo necesario para dominar el juego y fue Chivas el que dispuso de las dos ocasiones más claras, aparte del gol, en la primera parte. Un zapatazo dentro del área de Zaldívar que encontró una fabulosa parada del meta japonés y otro de Pineda, este desde la frontal, que encontró el larguero.
No es el Chivas un equipo con nombres propios que llamen la atención en Europa, pero tiene en Alan Pulido a oro puro. Lo compró tras su paso por Grecia y es un delantero de esos de los de siempre, pero que además pelea, capaz de bajar cualquier balón y ponerlo en juego con sentido… Siempre huele a peligro cuando tiene el balón en los pies.
Un despiste en la transición defensiva, en el inicio de la segunda parte, borró de un plumazo todo el trabajo hecho en la primera por los mexicanos. La carrera de Doi sirvió para habilitar a Nagaki, que marcó a placer. Fueron dos flechas. Si a Cardozo lo que más le preocupaba era la velocidad del Kashima, estaba en lo cierto. Con el marcador en tablas otra vez, Go Oiwa decidió replegar a su equipo definitivamente y dar el balón a Chivas para aprovechar su mejor cualidad a la contra.
En el minuto 65 los japoneses terminaron de darle la vuelta al marcador. El etíope Tessema pitó penalti. Y hubo contacto claro de Michael Pérez sobre Soma. Pero bien que pudo conceder Tessema la ley de la ventaja en una acción que terminó en paradón de Gudino y no lo hizo. Fue Serginho quien transformó la pena máxima. Sólo unos minutos después Abe puso la puntilla a Chivas (3-1) con un auténtico golazo desde el vértice del área que entró por la escuadra. El penalti pitado por el VAR a favor de los mexicanos en el descuento (gol de Pulido) sólo consiguió ponerle algo de emoción a los segundos finales.