El Deportivo duerme líder bajo la lluvia
Carlos abrió la cuenta al borde del descanso y Pablo Marí remató a un inofensivo Osasuna en el minuto 75. La pegada de los coruñeses pudo con diluvio que cayó sobre Riazor.
Deportivo y Osasuna disputaron un partido marcado por la lluvia, por más de 14 horas jarreando de forma intensa y constante sobre A Coruña que acabaron pasando factura al buen drenaje de Riazor. En esa piscina el Deportivo fue mejor donde importa: en las dos áreas. Prácticamente no concedió atrás, abrió la cuenta a la primera oportunidad que tuvo y volvió a ser letal en el balón parado. Así, los coruñeses duermen líderes a la espera de lo que hagan este domingo Alcorcón y Málaga mientras que Osasuna ve frenada su escalada después de tres victorias consecutivas.
Desde el primer momento el estado del campo, con zonas de frenada por los charcos, se convirtió en un elemento más de juego, en una circunstancia de la que ambos equipos se podían aprovechar o sufrir. El juego por raso comenzó a ser una misión casi imposible y las jugadas a balón parado el recurso más habitual para evitar riesgos. La primera ocasión, más bien aviso, fue de Quique. La segunda, con más mordiente, fue de Roberto Torres, que obligó a Dani Giménez a emplearse a fondo. En el 27’ se pidió penalti de Clerc por mano, pero la tenía apoyada en el suelo, con lo que no era. Normativas difíciles de entender, porque el brazo estaba más que extendido. Con todo, el partido estaba vivo, con sensación de peligro de un área a otra y un Osasuna que parecía aclimatarse mejor al fútbol-piscina que había que jugar en muchas zonas del campo. Sin embargo, el que golpeó al borde del descanso fue el Depor. Tras un intento de Quique, el rechace le favoreció a Fede Cartabia, que levantó la cabeza y asistió para que Carlos marcase a placer. El sevillano, que regresaba de su paso por la Sub-21, es el rey de Riazor. Siete goles en la temporada, los siete en el templo blanquiazul.
El tanto dibujó un partido distinto en el segundo tiempo, con un Deportivo más resguardado y un Osasuna que pasó a tener más dominio territorial. El problema era qué hacer con el balón, cómo moverlo para crear peligro. La fisura no aparecía y fue el Depor el que volvió a demostrar que tiene mucha más pólvora en el área. Fede Cartabia cazó un balón, se revolvió y su tiro lo rozó Rubén para mandarlo al larguero y evitar el segundo. Los rojillos lo intentaron a balón parado mil veces, a los coruñeses le bastó un córner para hacer el segundo con un perfecto cabezazo picado de Pablo Marí a un cuarto de hora del final. Y a cinco del final, en el primer error de la defensa blanquiazul con un remate a propia puerta, doble paradón de Dani Giménez para poner el broche. Eficacia, sentencia, y una muestra más de que el Depor en Riazor puede con todo, incluso con los elementos.