Emerge la Copa en el calendario con ese raro sinsabor dual que uno no sabe muy bien si interpretar como dulce o amargo (sigue el partido en directo en AS.com). Es el torneo del KO engorro y bendición para Leganés y Rayo. Como siempre, decidirá el resultado. Engorro porque ni uno ni otro tienen entre sus objetivos convertir esta competición en algo más que un espacio dónde rodar a los que no juegan y llenar la mochila con buenas sensaciones para afrontar la batalla por la permanencia, verdadero espacio en el que residen sus desvelos. Claro que, paradojas del balompié, la Copa también esconde algo de bendición (y salvavidas liguero) si el asunto va rodado.
Pellegrino y el Lega saben de lo que se hablan. El primero lo bordó en el Alavés asido a las gestas en este torneo en el que jugó su final contra el Barça aún de la MSN. Los pepineros casi alcanzan esa última estación la temporada pasada, cuando noches de gloria como el ‘Pepinazo’ del Bernabéu fueron gasolina para el día a día. Entonces Garitano repetía aquello de que él quería la Copa "porque nos hace mejores".
La transición de su era a la del Flaco está costando. Ayer Pellegrino admitió en sala de prensa que los vaivenes de los malos resultados podrían comprometerle en el cargo. Míchel lleva tiempo jugándose el suyo. Tras siete partidos seguidos sin vencer, el entrenador espera romper hoy este mal fario y, de paso, el que tiene con el Lega. Tres partidos este año y tres derrotas: dos en amistosos y uno en Liga. El técnico rayista apostará por un once con mezcla de suplentes y canteranos. Algo así será el del Lega. En ambos son noticia los porteros. Lunin, inédito desde agosto con el Real Madrid, debutará de blanquiazul y Dimitrievski (al que quiso el Lega) lo hará con la Franja.
