Mauro Icardi, 25 años, llega este miércoles al Camp Nou convertido en estrella mundial. Se lo ha ganado. Con nueve años, su familia, procedente de Rosario, aterrizó en Canarias soñando con una vida mejor que en Argentina. Icardi empezó a jugar al fútbol en el Vecindario. Allí estuvo cinco años en los que, pese a no estar oficialmente tasados, su producción se cifra en 500 goles, a cien por temporada. De él se destacaba su capacidad física, pero también su condición técnica en conducciones que le hacía devastador. A lo Ronaldo. Luego fue moldeando su perfil. En Gran Canaria todos recuerdan una final del torneo Canarias deportivo que midió al Vecindario de Icardi contra el Huracán de…. Jesé.
Con 15 años, a Icardi le llovieron ofertas de grandes canteras. Escogió La Masia. Aún era cadete pero pasó directamente a juveniles. Mauro aguantó dos años y medio en el Barcelona. Al principio de la temporada 2010-11, el Barça nombró a Óscar García Junyent como entrenador del Juvenil A. A Óscar, que luego ha demostrado buenas condiciones como entrenador en clubes como el Maccabi, Salzburgo y Saint Etienne, se le encendió la bombilla. Probablemente inspirado en el acierto de Guardiola cuando colocó a Messi de falso nueve, Óscar decidió inventarse en esa posición a Rafinha, que por entonces era un diamante en bruto que amenazaba con explotar en crack. La decisión arrinconó a Icardi, que no aguantó y decidió marcharse al Sampdoria en enero de 2011. En 19 partidos hizo 13 goles con el equipo primavera de la Samp y al curso siguiente marcó 19 goles en el segundo equipo. Su ascenso resultó imparable. En el verano de 2013 ya era jugador del Inter.
Las cosas de fútbol juntaron a Icardi y Rafinha el pasado invierno en Milán. Lejos de mantenerse distante y pese a aquella historia que le alejó del Barça, Icardi acogió al brasileño desde el primer día que llegó al Inter hasta que los neroazzurri devolvieron al brasileño. Esta noche juega en el Camp Nou. Con el Barça pensando en un futuro recambio para Luis Suárez, será imposible que no piense que esa pudo ser su casa. Y además, en el fútbol nunca se sabe…