Cuenta la leyenda que no existefoto en la que Dani Ojeda no sonría. “Seguro que hay alguna”, se troncha cuando se le pregunta por la veracidad del mito. Cuesta creerle. Desde que llegó a Leganés este extremo ratonero sólo enseña dentadura. “Mi madre me decía de chico que la sonrisa de Ronaldinho transmitía. Y me pedía que sonriera”, relata. “Por eso lo hago. Porque disfruto. No ahora que juego en Primera. También en Tercera”, avisa. De aquello no hace tanto. Apenas dos años. La Pobla Mafumet fue su último equipo en la categoría. Llegó rebotado del Telde (también de Tercera) en 2016, un curso después de que Las Palmas lo desterrase de las categorías inferiores en las que, aún hoy, es máximo goleador. Nadie ha superado sus 450 dianas. Allí no se creen que le abrieran la puerta.
Cuando todavía militaba en las filas amarillas, Dani conoció a su ídolo. A Zidane. “Vino con el Madrid B y lo esperé varias horas para hacerme una foto”, se sonroja. Hoy Zizou no estará en el Bernabéu. Pero Dani, sí. Un sueño cumplido tras convertirse en la revelación del Leganés. Arribó desde el Lorca sin saber muy bien si se quedaría y ha acabo siendo el segundo máximo goleador de la pretemporada. Casi la lía en San Mamés y contra la Real fue titular. Normal que nada borre la sonrisa de su cara.
