“Pican, pican los mosquitos”

Pican, pican los mosquitos, pican con gran disimulo, unos pican en la cara y otros pican en el cuuu… ando yo era pequeñito…” La canción de la infancia la veníamos recordando los enviados especiales según iban devorando nuestras pantorrillas esos chupasangres alados que dominan a sus anchas Krasnodar. “Pican, pican los mosquitos…”. La volvimos a cantar en el entrenamiento del viernes cuando vimos cómo rociaban a Piqué de repelente contra los mosquitos. Y ayer Lucas Vázquez lo dijo con franqueza: “¡Los mosquitos son un coñazo!” Y la tarareamos de nuevo: “Pican, pican los mosquitos”.

Un verano lluvioso y la humedad de Krasnodar convierten la ciudad elegida por La Roja como cuartel general en Rusia en el Disneylandia de los mosquitos. Así lo explicaba en la prensa local hace unos años el entomólogo Alexander Yatsenko cuando hubo otra plaga de chupasangres descarados.

Kepa es el jugador español al que más han picado. “¡Lo han asesinado! Tiene las piernas en carne viva”, comenta un compañero. Y eso que el cancerbero del Athletic se ejercita con mallas en piernas y brazos para evitar los picotazos. Pero aún así, Kepa es, junto a Saúl, el internacional que más atrae a ese insoportable enjambre zumbante. Una explicación pasa porque el ácido láctico del sudor y el dióxido de carbono que exhala Arrizabalaga atrae más al mosquito hembra que el de sus compañeros. Por eso se le comen a bocados y de otros compañeros pasan porque son “insípidos”, según el entomólogo Yatsenko.