Kiev siente que esta final de Champions es sólo para turistas
No pueden pagar las entradas tan caras; tendrán pantallas gigantes. Ver la final de la Copa de Ucrania costó a los ciudadanos de Kiev 2 euros.
Khreschatyk es la arteria principal de Kiev y ahí se ha instalado el Champions Festival de la UEFA, casi un kilómetro que arrancará mañana desde la Plaza de Independencia con música en directo, concursos de freestylers, partidos de leyendas y la presencia de la Orejona. Es lo más cerca que la inmensa mayoría de los kievitas estará de saborear una final que tomará durante este fin de semana su ciudad.
Porque no será una final para ucranios. “Al estadio sólo entrarán los ricos y los políticos”, se queja un viandante. Los precios son desorbitados. Una entrada en la zona neutral del Estadio Olímpico (la UEFA sacó 6.700 a la venta) costaba en la taquilla online 70 euros, la cuarta parte del sueldo medio mensual en el país, apenas 268€ al cambio. Para la final de la Copa de Ucrania entre el Dinamo y el Shakhtar los hinchas tuvieron que desembolsar sólo dos euros…
En parte como compensación, la UEFA permitirá, a diferencia de Milán y Cardiff, que haya pantallas gigantes. Estarán en la plaza Krontaktova y se espera a 20.000 ucranios. Malakhy, de 14 años, será uno de ellos. Es el único con una camiseta del Madrid a la vista. “Mi familia no puede pagar una entrada”, dice tímidamente en un inglés precario. “No conocemos a nadie que tenga una”, aseguran los cinco camareros de Star Burger, una céntrica hamburguesería de moda. “Es un partido para turistas”, se escucha a menudo. Y según pudo saber As, los reventas que merodean el Estadio Olímpico les están pidiendo 10.000 grivnas (326€) por un billete.
A días aún del Real Madrid-Liverpool, la vida de los ucranios sigue su propio ritmo. Un centenar de campesinas se manifestaban ayer contra Taras Kutovyi, el ministro de política agraria, mientras a sus espaldas unos técnicos instalaban el wifi para la villa de la Champions. Contrastes en una final que dejará 31 millones de euros en las arcas de la ciudad procedentes de los bolsillos de los 90.000 visitantes que acogerá Kiev. Muchos de ellos irán a las fanzone que se montarán el viernes. La madridista en Palats Ukraina y la de los ‘reds’ en el Parque de Taras Shevchenko. Pero serán hinchas con entrada en su gran mayoría. Acompañar a un equipo sólo para vivir el ambiente futbolero de una final parece cosa del pasado.
Aleksander Ceferin está en el bando de los que buscan una solución. “Kiev es una ciudad preciosa, pero por unos cientos de euros no puedes ni dormir debajo de unas escaleras”, avisó el presidente de la UEFA hace tres días en La Stampa. “En el futuro la infraestructura hotelera será un aspecto central para decidir qué ciudad es la sede de la final y aquellas donde los fans tengan que dormir en un garaje no serán elegidas”. Pero esta deriva de inflación puede conllevar variables inesperadas. Según The New York Times, la UEFA ha discutido internamente trasladar alguna final a Nueva York o Doha, con la Supercopa de Europa como posible experimento en 2020. No se dio el paso por el alto coste que le supondría a un hincha europeo el desplazamiento entre continentes. Pero a la vista de los disparatados precios que las aficiones de Real Madrid y Liverpool están pagando para estar en Kiev, es una posibilidad que vuelve a estar sobre la mesa.
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