ESPANYOL | OBITUARIO

Dámaso Perico: de animador de Sarrià a “animador de almas”

Figura carismática del Espanyol, cambió el bombo y los disfraces por el sacerdocio. Este martes fallecía en un accidente de tráfico. Descanse en paz.

CARLOS MIRADIARIO AS

EI Mundial-82, siendo todavía un niño, le enamoró del fútbol y de Sarrià. Y en pocos años se convirtió en un referente de la grada del estadio. Concretamente en el Gol Sur, en la zona de la Juvenil. Allí, con su inseparable bombo y un repertorio de disfraces (de romano, de torero, de astronauta...), Dámaso Ruiz Tintoré fue conquistando a la afición del Espanyol y convirtiéndose en una figura entrañable que hoy el mundo perico llora, porque este martes fallecía en un accidente de tráfico.

Su vida dio un giro copernicano en 1996, casi coincidiendo con la desaparición de su querido Sarrià. Allí dejó de ser Dámaso Perico, como le conocía cariñosamente toda la grada, para convertirse en Mossen Dámaso. Su vocación fue ‘in crescendo’ hasta que en unas convivencias espirituales decidió ordenarse sacerdote. 11 años después, el 9 de diciembre de 2007, logró su propósito. Y apenas dos semanas más tarde ofició su primera Misa, en la barcelonesa Iglesia de Sant Gregori Taumaturg, en la que proclamó: “En Sarrià me teníais como animador de la grada, ahora soy un animador de almas. Llevo el Espanyol muy dentro, así que primero seré capellán y luego, perico”.

Toda una declaración de intenciones para quien, pese a cumplir con sus obligaciones religiosas en la diócesis de Tortosa, residente en Móra d’Ebre, jamás abandonó su otra vocación perica. Así, participó en algunas Juntas de Accionistas, como en 2012, cuando puso paz en plena guerra social del club. También envió una carta a Benedicto XVI para que rezara por el Espanyol... Y el Papa le contestó. Pero dejó un sueño por cumplir: oficiar una ceremonia en Cornellà-El Prat. Descanse en paz.

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