Paco López ha convertido al Levante en un equipo de Champions. Arrasa sin compasión, ni piedad. En nueve jornadas ha sumado 22 puntos de 27 posibles para lograr una salvación que, vistas sus circunstancias no tan lejanas, cuando su equipo braceaba por evitar el pozo del descenso, es como ganar la orejona. En Butarque cosechó los tres últimos de esos puntos y lo hizo, como los grandes: sin merecerlo. Al menos en juego. La pegada va a parte.
Fueron los granotas un equipo matador e implacable frente a un Leganés al que de nuevo le faltó pólvora. No es la primera vez. Quizá se le mojó en medio del tormentón que evacuó Butarque en el comienzo de partido (se pasó de 8.000 a 4.000 espectadores). Mordor entre las nubes y en el césped. Una pesadilla sin escapatoria así en el cielo como en la tierra.
Y eso que entretuvo más el Lega en el arranque, con El Zhar y Amrabat desatados por los toboganes acuáticos que se convirtieron las bandas de Butarque. El problema para ellos que Oier se multiplicó celestial y el peligro quedó diluido entre tanto chaparrón.
Morales, sin embargo, no perdonó. Por entonces ya no llovía. Pero eso da igual. Su dinamita no se humedece. Una veloz combinación lo dejó sólo ante el redebutante Champagne. Fusiló con rabia. Con Historia escondida entre sus botas. Su gol lo coloca ya con 19 dianas como máximo artillero del Levante en Primera, por delante de Barral. Una leyenda.
Poco después llegó Zaldua y su expulsión (dolorosa, se perderá el partido ante la Real, su Real) por una falta en la frontal de nuevo a Morales que se le regaló a a Bardhi, de esas con las que sueña en cada entrenamiento. De esas que jamás falla. El macedonio ajustó la mirilla, encañonó y marcó. Pegado al palo del portero. Raso y con fuerza. Imparable. Como siempre.
Dos zarpazos que finiquitaron el partido. Coke sólo le puso el lacito con el 0-3. No quedó más que ver salvo alguna que otra tangana y el debut del saudí Fahad. Detalles que animaron los minutos restantes de un partido que no valió nada en la clasificación, pero sí en el orgullo de un Levante que camina con paso firme en su anhelo de alcanzar los 46 puntos que le igualarían al tercer mejor de su historia en la élite. Ya sólo le faltan un triunfo para conseguirlo. Y todos gracias a Paco López. El entrenador milagro. Un entrenador ‘Champions’.