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LA INTRAHISTORIA

1961: la última vez que el Espanyol eliminó al Barcelona

Hubo revancha, puñetazos de Kubala y secuelas en Berna. El Barcelona rompió un pacto de caballeros con Ramallets y el club perico se lo cobró.

Actualizado a
Carlos Torrres.

Estando contigo’ estrenaba las participaciones de España en Eurovisión, Kennedy tomaba posesión de su cargo como presidente de Estados Unidos y la ‘Viridiana’ de Buñuel maravillaba en Cannes. En 1961, el Espanyol también apeaba al Barcelona de la Copa por última vez... Hasta hoy. Una eliminatoria repleta de polémica y situaciones límite.

Se plantaban pericos y azulgrana en los octavos tras haber concluido una Liga en cuya última jornada el Barça de Orizaola, que ya no se jugaba nada, alineó contra el Oviedo a un equipo repleto de suplentes, algo poco habitual en la época, lo que perjudicaba a los conjuntos que se jugaban el descenso, entre ellos el Espanyol. Y eso que los respectivos presidentes, Antoni Julià de Capmany y Victoriano Oliveras de la Riva, habían alcanzado un pacto de caballeros para que, al menos, jugara Ramallets. No fue así.

Así alcanzaron la ida de los octavos, en el Camp Nou, el domingo 21 de mayo. Ahí sí jugó Ramallets, pero de poco le sirvió al Barcelona, que cayó por 2-3. Dos de los goles del Espanyol en aquel encuentro histórico (la primera victoria en el estadio azulgrana) los anotó Carlos Torres (A Coruña, 17-01-1934), quien recuerda para AS la dificultad de aquella hazaña: “Kubala era un monstruo, y no le iban a la zaga Czibor, Kocsis, Tejada, Ramallets.... Al llegar a Sarrià, tras ese triunfo, me levantaron en hombros”, recuerda sonriente el que fuera delantero perico, quien sí se quedó con una cuenta pendiente: “Vilà-Reyes, que por entonces era directivo, me había prometido que si marcaba dos goles me regalaría uno de sus coches, un Fiat descapotable impresionante... No lo hizo, ¡se nota que ni él se lo creía!”.

Quedaba la vuelta en Sarrià. El Barcelona, que debía disputar la final de la Copa de Europa ante el Benfica el 31 de mayo en Berna, propuso adelantar el partido. Y Oliveras de la Riva tenía la venganza servida: “Si el Barça hubiera alineado a su primer equipo frente al Oviedo, habríamos adelantado la vuelta al jueves 25”.

Pero como no fue así, se jugó el sábado 27. “Mala suerte para ellos”, apostilló el presidente perico. Y el Espanyol volvió a imponerse, esta vez por 2-1 en un choque revuelto, con las expulsiones de Gensana por protestar y de Kubala por liarse a puñetazos con Aguirre y con todos cuanto se cruzaran en su camino. “Se obnubiló, porque Laszy era una extraordinaria persona”, explica Torres, quien recuerda cómo la noche en Sarrià (madrugada ya, pues el partido había arrancado a las 22:45) acabó con lanzamiento de petardos.

Cuatro días más tarde, caía el Barcelona en Berna (3-2) y se conocía el traspaso de Luis Suárez al Inter, que se había fraguado entre derbi y derbi.

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