NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 25 DE MAYO

Luis Suárez ficha por el Inter (1961)

Luis Suárez, con el Inter de Milán durante un partido contra el Real Madrid.

Luis Suárez es hasta la fecha el único jugador español que ha conseguido el Balón de Oro. Fue en 1960, año en que su equipo, el Barça, ganó la liga y la Copa de Ferias, y alcanzó las semifinales de la Copa de Europa, en las que cayó ante el Madrid. La eliminatoria Barça-Wolverhampton de aquel campeonato resultó mítica. Pero Luis Suárez no fue feliz en el Barça. Llegó joven, procedente de La Coruña, y parte de la afición se volvió contra él porque desplazaba a Kubala de las alineaciones, sobre todo fuera de casa. Kubala había sido un dios para el barcelonismo y muchos consideraron a Suárez un intruso. Helenio Herrera, que veía al húngaro mayor, lento y poco dispuesto al trabajo, alimentó no poco esa tensión. Suárez era un interior cerebral, con una rara precisión para el pase largo, que ejecutaba de una forma muy personal, y bastante capacidad de gol. Uno de los fenómenos de la época.

Herrera se fue al Inter al comienzo de la temporada 1960-1961, y desde su llegada su ilusión fue contratar a Luis Suárez. Y al fin lo consiguió. Convenció a Moratti de que hiciera una oferta realmente escandalosa, 25 millones de pesetas de la época, algo sin precedentes. La cantidad resultó alucinante para esos tiempos y provocó un gran debate nacional. El Barça estaba económicamente arruinado, había dimitido su presidente, Miró-Sans, y la junta gestora que se hizo cargo del club obtuvo permiso de los dos candidatos a las elecciones (Enrique Llaudet y Jaime Fuset) para llevar a cabo la venta. Para darle más picante al asunto, el Barça, que en las demás competiciones había estado mal, alcanzó ese año la final de la Copa de Europa, que tenía que disputar en Berna ante el Benfica. El Barça obtuvo del Inter el compromiso de que el jugador podría actuar en la final, como así fue.

El 1 de junio el Barça y el Benfica se enfrentaron en el Walkdorf Stadion de Berna, en una de las tardes más desgraciadas de la historia del Barça, que jugó mucho mejor pero perdió por 3-2. Estrelló hasta cuatro remates en los palos; un tiro de Kubala fue de un poste a otro, sobre la línea de meta, sin traspasarla. Para más desgracia, Gensana se marcó un gol en propia meta y Ramallets falló estrepitosamente en otro tanto, deslumbrado por el sol. Fue el último partido de Suárez en el Barça, y al tiempo fue el partido que marcó el relevo de una gran generación de jugadores (entre los que habría que incluir a Ramallets y Kubala) que dio paso a una generación más joven.

Suárez triunfaría clamorosamente en el Inter, con el que ganó en dos años consecutivos la Copa de Europa y la Intercontinental. Era el referente del equipo, en el que Helenio Herrera puso a su alcance jugadores velocísimos para explotar los lanzamientos del gallego: Facchetti, Mazzola, Jair, Peiró, Domenghini… Su salida marcó el fin de una época de oro del fútbol español, que había estirado durante unos años más el brazo que la manga y tuvo que hacer economías. Tras Suárez se marcharon también al calcio Luis del Sol (22 millones, a la Juve) y Joaquín Peiró (15 millones, al Torino, del que luego saltaría al Inter). Eran, como Suárez, jóvenes y prometedores interiores, uno del Real Madrid, el otro de Atlético de Madrid. La vanguardia de nuestro fútbol se había arruinado en una alegre y despreocupada edad de oro, y tenía que recuperarse de aquello.