Lucas Pérez termina con la maldición desde los once metros

Después de pelearlo todo el verano, el Depor lograba con la llegada de Lucas Pérez solucionar muchas cosas. Ilusionar a la grada, un líder para el vestuario, un salto de calidad en ataque y, quizá algo que no estuviera en la lista de prioridades, pero no menos importante: conseguir un especialista fiable para los penaltis.

Porque no fueron pocos los problemas que el Depor tuvo el año pasado y uno recurrente fueron los lanzamientos desde los once metros. Precisamente desde la marcha de Lucas al Arsenal, que se despidió marcando una pena máxima ante el Eibar, el equipo no volvió con un protagonista claro que asumiera.

De los últimos siete penaltis que le habían señalado al equipo deportivista sólo se había transformado uno: Borges para empatar en el descuento contra el Betis. Antes ya habían fallado Babel, aunque el holandés logró marcar en el rechace, Joselu en Copa, Çolak contra el Sporting, Fayçal ante el Valencia, el propio Borges frente al Granada y, ya este año, Andone en la primera jornada contra el Madrid.

Ante el Girona el Depor dispuso de su primer penalti desde el regreso de Lucas Pérez. Como era de esperar el coruñés asumió la responsabilidad y, como era de esperar, no falló. Sin apenas carrerilla, con un disparo seco y ajustado al palo derecho de Bono. El delantero ha lanzado cinco penas máximas desde su llegada al Depor y todas han terminado en gol. Su único error, contra la Real Sociedad en su primer año como blanquiazul, lo solventó enviando a la red el balón que dejó suelto Rulli.