366 HISTORIAS DEL FÚTBOL MUNDIAL | 10 DE AGOSTO
Una descomunal pelea entre Keegan y Billy Bremner (1974)
A primeros de los setenta, Kevin Keegan y Billy Bremner eran quizá los dos jugadores más célebres de Inglaterra, almas respectivas del Liverpool y el Leeds. Keegan fue un hallazgo de Shankly y llegó a ganar el Balón de Oro; se mantuvo durante nueve temporadas en la selección. Era un atacante moderno, extremo de ambos lados, punta, mediapunta, veloz y goleador. Billy Bremner, escocés, fue, junto a su compañero, Johnny Giles, el secreto del gran Leeds de Don Revie, que en los años setenta alcanzó los mejores momentos de su historia. Bremner era un activo jugador de medio campo, con llegada y remate, y un fútbol que al tiempo que hábil y preciso era firme y duro. Liverpool y Leeds tenían que enfrentarse este día, en la Charity Shield, en el venerable Empire Stadium de Wembley. La Charity Shield es el partido que enfrenta cada año a los campeones de liga y Copa, en el comienzo oficial de la temporada.
Keegan ya había pasado ese verano un mal trance, cuando Inglaterra jugó en Yugoslavia. Acusado de haber robado un juego de café en la tienda del aeropuerto, fue detenido en el control de pasaportes de mala manera, maltratado por la policía local y encerrado durante horas en una habitación, hasta que gestiones al más alto nivel culminaron con su liberación. El asunto fue la gran noticia en Inglaterra hasta que llegó el partido, que al tiempo significaba el debut en el banquillo del Leeds de Brian Clough, en sustitución de Don Revie. Pronto se advierte que el partido es violento. Se suceden las entradas, las caídas, los empujones, los golpes. Los jugadores del Leeds tienen como principal objetivo a Keegan. Giles ve una tarjeta amarilla y le sucede en la persecución Billy Bremner, que, sobre la hora de juego, le hace una entrada tremenda, a la que Keegan responde con una patada. El árbitro, míster Matthewson, acude a separarlos pero ellos siguen enzarzados. Les expulsa, lo que les convierte en los primeros jugadores británicos expulsados en la historia de Wembley, ese sagrado escenario que solo se utiliza para los partidos de la selección, las finales de la FA Cup y la Charity Shield. La expulsión no les calma. Salen como gallos de pelea, se quitan las camisetas, tienen que ser acompañados por otros jugadores y por la policía. En el túnel reanudan la pelea. El escándalo es mayúsculo, en mayor medida porque se trata del partido que inaugura la temporada, es televisado en directo para todo el país y tradicionalmente se considera esa jornada como una fiesta de reencuentro del fútbol consigo mismo después de las vacaciones. El resultado final es de 1-1, no hay goles en la prórroga y en los penaltis gana el Liverpool. Pero a nadie le importa eso. El espectáculo ha sido embargado por la descomunal pelea entre los astros de los respectivos equipos.
La bronca les cuesta once partidos de suspensión a cada uno, que emplearán, por cierto, de muy diferente manera. Bremner se dedicará a conspiraciones dentro del club, que darán lugar a la salida de Brian Clough (con el que chocó). Clough duró solo 53 días como entrenador del Leeds. Luego triunfaría en el Nottingham Forest, al que haría campeón de la Copa de Europa. En cuanto a Keegan, empleó su tiempo de una manera más pacífica: se dedicó a jugar al golf y contrajo matrimonio.