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AS COLOR: Nº3

De las quejas de Kubala a los títulos de Del Bosque

La evolución en la RFEF ha contribuido a que la Selección española se encuentre ahora en los primeros puestos de la clasificación de la FIFA.

Vicente del Bosque durante un entrenamiento en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas.
JUAN MEDINAREUTERS

El 30 de mayo de 1972, Kubala se quejaba amargamente (“Así no se puede ir a ninguna parte”) en AS Color de la derrota de España en Moscú ante Rusia, 2-1, que dejó fuera a la Selección de la Eurocopa de Bélgica 72, torneo que en esa época sólo jugaban las cuatro mejores del continente. El entonces seleccionador no podía ni imaginar que, treinta y seis años más tarde, La Roja conseguiría revalidar el título de la mano de Luis Aragonés, y que en 2010 fuera a proclamarse, por vez primera en su historia, campeona del Mundo a las órdenes de Vicente del Bosque.

Las quejas que Kubala lanzó hace más de tres décadas no tenían que ver con la calidad o el talento de los jugadores españoles, entre los que entonces estaban futbolistas como Pirri, Gárate, Amancio, Rexach, Iribar, Violeta o Claramunt, sino más bien con la estructura de la propia Selección, con la forma de trabajar de la Real Federación Española de Fútbol y con las ayudas que se recibían de la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes, por esos años dirigida por Juan Gich.

Entre las quejas por aquella derrota en Rusia, el seleccionador citó el larguísimo e incómodo viaje, el régimen de comidas, la falta de atención correcta para los lesionados (Pirri y Gárate en esa ocasión), y los fallos de infraestructura federativa, especialmente el lugar escogido para la concentración del partido, el colosal hotel Metropol de Moscú, según la crónica que de aquella aventura hizo el entonces enviado especial de la Selección con el AS, el redactor jefe Gerardo García.

No le faltaba razón a Kubala en sus quejas, puesto que en el larguísimo camino de casi cuarenta años entre ese fracaso en el estadio Lenin y el éxito en la Copa del Mundo de Sudáfrica todo ha cambiado radicalmente, y para bien, en la Selección. Hoy, como ayer, España cuenta con futbolistas de talento (Iniesta, Silva, Casillas..., por poner sólo algunos ejemplos), pero la organización, las ayudas e infraestructuras que rodean al equipo se han profesionalizado hasta límites inimaginables desde allá por 1972. Todo ello, bien es cierto, gracias a que la Selección es autosuficiente económicamente, porque ingresa más de cien millones de euros anuales en las arcas de la RFEF, que en los años setenta no tenía un duro en la caja.

Del york, al serrano. El AS Color de mayo del 72 daba cuenta, como hecho extraordinario, de que la Selección viajó a Rusia con algunas viandas (García cita el jamón de York, el queso y el vino) cuando en el Mundial de 2010, por ejemplo, España llevó a Sudáfrica centenares de kilos de alimentos. La Roja tiene hoy, entre su amplía infraestructura, un cocinero propio, Javier Arbizu, que se encarga de todo lo necesario para la alimentación de los jugadores. Una lista interminable de productos de primerísima calidad, desde el aceite de oliva virgen hasta todo tipo de carnes, frutas, pastas, verduras y hortalizas. Y para rizar el rizo, y como en 1972, alguna que otra botella de buen vino, Reserva de Valduero. La diferencia es que hoy, a los futbolistas de la Selección sólo se les permite una copa de tinto después de los partidos, mientras que por los setenta o había una botella por mesa o no se comía. “Sin vino no podíamos comer, y en su justa medida era algo bueno”, explicaba el veteranísimo Paco Gento.

Este asunto de las viandas es un ejemplo, ilustrativo eso sí, de cómo ha cambiado la Selección. En los 70 viajaban más directivos que empleados. Hoy es al revés, aunque de vez en cuando también son muchos los federativos que se apuntan a los partidos de España. Una costumbre que ha crecido según han ido pasando los más de veinte años que Villar lleva en el cargo.

España viaja hoy a sus par tidos oficiales con una corte de empleados que van desde los cuatro o cinco ayudantes de prensa a los cuatro fisioterapeutas. Además, dos médicos, un traductor, una delegada de campo, dos técnicos principales y dos ayudantes, un preparador físico y un entrenador de porteros. En este grupo, además, y a diferencia de lo que pasaba en los 70, hay varias mujeres. Incluso una de ellas, María José Claramunt, hija del Claramunt que perdió ante Rusia el 30 de mayo de 1972, bajo las órdenes de Kubala, cogió el cargo de directora de la Selección de España. Igual que era impensable tener un día una mujer al frente de los Ejércitos, aún más al frente de la Selección Española de Fútbol. Pero así ha sido. Si Kubala levantara la cabeza... no tendría nada que reprochar: todo ha mejorado y con ellas hemos sido campeones del Mundo.