366 Historias del fútbol mundial | 23 de enero

Aparece muerto Matthias Sindelar (1939)

A Matthias Sindelar se le conoció como el «Mozart del fútbol». También como «el hombre de papel», porque a pesar de su 1,80 pesabaapenas 60 kilos. Había nacido en 1903 en Moravia, se crió en Viena y fue el alma del wunderteam (equipo maravilla), la selección austriaca que a caballo entre los años veinte y los treinta había maravillado al fútbol. El de aquel equipo era, decían, un fútbol hermoso, una traslación del vals al nuevo juego inglés. Lo dirigía Hugo Meisl y era un equipo deseado en todas partes. No obstante, no tuvo suerte en los mundiales de la época. Para el primero, el de 1930, la Federación austriaca prefirió no inscribirse, como hicieron todas las de Europa, salvo Francia, Yugoslavia, Rumanía y Bélgica, únicas que asistieron. En 1934, en Italia, cayó en semifinales ante los italianos (como nosotros en cuartos), con un arbitraje muy parcial, a mayor gloria de Mussolini. Y para 1938, en Francia, ya se había producido el anchsluss, la anexión de Austria por parte de Alemania, y lo que quedaba del wunderteam pasó a fundirse con la selección alemana. A mayor gloria de Hitler.

Para entonces, Sindelar ya era mayor. No obstante, fue reclutado para un «partido de la paz», entre Alemania y un «XI de Austria», que pretendía destensar las relaciones en Austria entre germanófilos y patriotas. Según las crónicas, el XI de Austria jugó mejor y Sindelar falló algunos goles, se entendía que por cumplir órdenes. Pero en el segundo tiempo marcó, y lo mismo hizo su compañero y amigo Sesta, que puso el 2-0. Y ambos lo celebraron de forma que entonces se consideró excesiva y burlona frente a la tribuna de las autoridades, en la que había varios nazis.

Desde entonces Sindelar sufrió cierto vacío. No ocultaba sus simpatías por el partido socialdemócrata. Se dijo que era judío. Su equipo había sido el Austria de Viena, el club de la burguesía judía, y su familia procedía de Moravia, región con muchos judíos, pero él practicaba la religión católica. El día 23 de enero, cuando acudió a visitarle su amigo Gustav Hartmann, se encontró la puerta cerrada y olor a gas. Cuando se forzó la entrada se le encontró muerto, en la cama, junto a Camilla Castagnola, su novia desde hacía diez días, que agonizaba y moriría poco después que él. En ambos casos se debió a inhalación de monóxido de carbono.

Causó conmoción en Viena. Se supuso que fue un suicidio, romántico gesto de un patriota en una Austria vencida y entregada al nazismo. Se dijo también que su novia era judía, o que los dos lo eran. Se especuló con un asesinato ordenado por las autoridades nazis. Hubo quien sugirió que se trató de un accidente, frecuente en los tiempos de los braserillos de carbón. La encuesta se cerró a los seis meses, sin conclusiones. El asunto ha sido tema permanente desde entonces en Austria, y recientemente (en 2003) la BBC hizo un documental sobre el caso, en el que hablaba algún amigo de Sindelar de la época. Su muerte sigue siendo un mito y un misterio, pero los más se inclinan a pensar que se trató de un simple accidente.

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