Liverpool - Real Madrid
Anfield es todo un gran museo que homenajea al buen fútbol
Si Anfield tiene una mística especial es por el legado que dejó Bill Shankly, el técnico que cambió la historia del Liverpool. El vestuario local y visitante son exactamente iguales.
Si Anfield tiene una mística especial sin lugar a dudas es por el legado que dejó Bill Shankly, el técnico que cambió la historia del Liverpool. Nada más coger al equipo en Segunda División, en 1959, sólo tuvo una exigencia: cambiar las letrinas del estadio. “Son indignas y nuestros aficionados no merecen esto”, esgrimió el genial entrenador. Una estatua evoca su figura (omnipresente en toda la ciudad) en los exteriores de Anfield. Cuando se retiró en 1974 sólo tuvo una petición, colocar la mítica placa de This is Anfield en el túnel de vestuarios para recordar a todos los futbolistas dónde salían a jugar.
Por 21 euros cualquier aficionado al fútbol puede hacer un tour para sentir la mística de Anfield como si fuera el mismísimo Ian Rush. El vestuario local y visitante son exactamente iguales. Dos cuartos modestos, sin estridencias ni lujos de Primera División. “Hay lo que ven: tres camillas, cuatro duchas y un banco compartido para todos los futbolistas. Desde tiempos de Ian Callaghan hasta Gerrard. Desde Kenny Dalglish hasta Balotelli. Nada ha cambiado. El fútbol sigue siendo fútbol en este estadio por muchos millones que ganen los jugadores”, explica Katherine, la guía del Tour.
Las diferencias estriban únicamente en los espejos. Los del vestuario visitante son deformantes. Cuando Cristiano, Casillas y compañía salten hoy a Anfield y se miren en esos espejos no se verán igual que siempre. Precisamente, ayer mismo estaba colgado en el vestuario visitante una camiseta de cartón con el escudo del Real Madrid, recordando la ficha del partido de aquel Liverpool 4-0 Real Madrid. Cualquier detalle intimidante sirve para la guerra psicológica. Ya lo decía Shankly: “¿La alineación ante el Milán? Si por mi fuera no les decía ni la hora del partido”. Originariamente el estadio fue construido para el Everton hasta que el Liverpool se instaló allí en 1892.
Tour. Llega la hora de saltar al césped. La tradición pide tocar el letrero al pasar bajo él. Los banquillos no son asientos de lujo como los de un coche de alta gama. Son las mismas butacas que tienen el resto de espectadores, con una simple almohadilla. Nos despiden con una visita a The Kop y el recuerdo a las 96 víctimas de Hillsborough. Para finalizar, un Museo que recuerda las cinco Copas de Europa: tres de Paisley, una de Shankly y otra de Benítez. Otro español aparece en este rincón bajo el título: “Maestros”. Allí está Xabi Alonso, con Jhon Barnes y Jan Molby.