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BARCELONA I EL PERFIL

El 'Marqués' sencillo que se convirtió en luchador

Como jugador se esforzó en ser pulcro y elegante. Como ayudante de Guardiola, levantó 14 títulos; y con él al mando del Barça logró la Liga de los 100 puntos.

Tito Vilanova, en una imagen de archivo.
Tito Vilanova, en una imagen de archivo.Reuters
AStv

Aunque como jugador nunca alcanzó renombre, en sus años de futbolista Tito Vilanova fue apodado "el Marqués", porque siempre quiso abandonar la cancha sin mácula en el uniforme y con un expediente impoluto en el juego.

Y, sin embargo, nada tenía de personaje nobiliario el ex entrenador del Barcelona, que murió hoy a los 45 años de edad tras pelear casi tres años contra un cáncer en la glándula parótida que acabó por devorar su debilitado cuerpo.

Vilanova era un hombre de pueblo, trabajador y sencillo, que cumplió todo tipo de labores antes de convertirse en la mano derecha de Josep Guardiola, líder del mejor Barcelona de la historia. Luego sucedió en el cargo a Guardiola, cuando el ahora técnico del Bayern Múnich decidió abandonar el banquillo azulgrana.

Eso fue justo hace dos años, cuando nadie esperaba que el entonces presidente Sandro Rosell anunciara como continuador de la obra del laureado Guardiola al hombre al que el portugués José Mourinho metió un dedo en el ojo y llamó "Pito".

Durante cinco años, desde 2007 (Barça B) hasta 2012, Vilanova puso su sentido común al servicio del talento e inspiración "cruyffista" de Guardiola. Sentados a la par en el banquillo del Camp Nou, conquistaron 14 títulos, entre ellos dos Ligas de Campeones y tres Ligas.

Más cercano a Carles Rexach que a Johan Cruyff, a Vilanova no le gustaba inventar ni complicarse la vida. Siempre abanderó la simplicidad dentro y fuera de la cancha.

"Sé que perderé todas las comparaciones con Pep", dijo el día que fue presentado oficialmente como técnico del Barcelona.

No era una pose. Y pese al escaso margen que le dio la enfermedad, en lo deportivo incluso le ganó alguna comparación a su ex jefe, con el que aún formaba dupla cuando le detectaron por vez primera el cáncer, en noviembre de 2011.

"Tito lo hará bien; recibe su propia herencia", pronosticó Guardiola en su última rueda de prensa como entrenador azulgrana, cuando ya se sabía que Vilanova sería su sucesor.

No se equivocó. El Barcelona de Vilanova firmó la mejor primera vuelta de la historia de la Liga, con 18 victorias y un empate en 19 partidos, e igualó el récord de 100 puntos logrado en su momento por el Real Madrid para conquistar el título.

Ese éxito llegó pese a que Vilanova ejerció más de entrenador a distancia que a pie de campo, pues el cáncer se le manifestó de nuevo en diciembre de 2012 y lo obligó a cederle el testigo a su segundo, Jordi Roura, para instalarse en Nueva York, donde siguió un tratamiento durante meses.

Su caso, como el del defensa francés Éric Abidal antes, conmovió al fútbol español.

"Cuando Tito se fue sí notamos el cambio; nos faltaba la imagen del primer técnico", confesaría luego Lionel Messi que, como Gerard Piqué y Cesc Fábregas, ya lo había tenido de técnico en el equipo cadete.

En Nueva York, pasaba su año sabático Guardiola que casi no pasó a ver a su viejo amigo, el chico al que conoció en La Masía -la escuela de divisiones juveniles del Barcelona-, el mismo con el que compartió comilonas en el grupo de "Els Golafres" ("los glotones", en catalán), y al que siempre proclamó como un "hermano".

"Estuve dos meses allí y no acudió a verme en la recuperación. Me sorprendió. Era mi amigo y lo necesitaba. Yo hubiera hecho otra cosa", se lamentaría tiempo después Vilanova.

Guardiola, en cambio, aseguró que si no lo visitó no fue porque no quiso. Y, cuando Vilanova recayó por tercera vez, a mediados de 2013, fue incluso más allá y acusó a la directiva de Rosell de utilizar ese asunto para ensuciarlo.

"Nunca olvidaré que utilizaran la enfermedad de Tito en mi contra. Es mentira que no lo visitara durante su tratamiento en Nueva York. Le vi, y si no pude hacerlo más, fue porque no fue posible. Decir que no quiero que le vayan bien las cosas a alguien que ha sido mi compañero durante tantos años es de muy mal gusto y no lo esperaba", bramó el técnico español en Munich poco después de asumir al frente del Bayern

Un tiempo después, en octubre de 2013, Guardiola y Vilanova se reencontraron en Barcelona, si no para recuperar la vieja amistad, al menos para limar asperezas.

Para entonces, hacía ya meses que el argentino Gerardo Martino había tomado el relevo de Vilanova al frente del Barcelona. Pese a su deseo y a sus intentos, los tratamientos contra el reincidente cáncer habían obligado a Vilanova a abandonar el cargo en plena pretemporada.

Y hoy, con la discreción que siempre marcó su personalidad, se fue definitivamente.