Manchester City - Barcelona

Pablo Zabaleta: “El Tata no tiene nada que ver con Pep Guardiola”

A más de 50 kilómetros del centro de Manchester, uno de los capitanes del City abre las puertas de su casa para AS. Allí se muestra afable, como siempre, y dicharachero.

Actualizado a
Fernando Zueras

—En el ribete de abajo del escudo del City, hay una cita en latín. ¿Qué pone?

—Superbia in proelio.

—¿Significado?

—Orgullo en la batalla. Es el último mensaje que vemos todos los futbolistas que vamos a jugar en el Etihad. La inscripción está en la parte de arriba del túnel de vestuarios.

—¿Fue usted el primer fichaje de la etapa del jeque Mansour en el Manchester City?

—El primero de todos fue Robinho; el mío se cerró antes. Estaba jugando en el Espanyol y le dije al expresidente Dani (Sánchez Llibre) que deseaba salir del club y probar suerte fuera. El City comenzaba una etapa nueva, con un proyecto apasionante, después del fracaso con Thaksin Shinawatra. En Montjuïc solicitaron garantías de cobro y al día siguiente habían cobrado su parte. Fue el final de una etapa y se abrió otra que ya dura seis temporadas.

—¿Cuándo fue la última vez que vio al propietario del club?

—Creo que al jeque Mansour bin Zayed Al-Nahyan sólo lo saludé una vez en Manchester. Fue en 2010. Vino a ver un partido que ganamos en casa al Liverpool por 3-0. Luego, jugando un partido en Abu Dhabi, otra vez. Pero ya está.

—¿Quién da el último grito de aliento en el vestuario del City?

—El capitán, en este caso Kompany.

—¿Y qué cree que les dirá el martes?

—Primero escucharemos el de hoy sábado: jugamos contra el Chelsea. Nos ganaron hace unas semanas en Premier y ahora les esperamos. La FA Cup es algo muy diferente al resto: no tiene nada que ver con alguna otra competición.

—¿Cree que Barça y City tienen problemas de defensa?

—Cuando los equipos son más ofensivos que el resto, pueden tener desajustes atrás. Es algo normal. El Barça, por ejemplo, hace muchos años que propone un fútbol de ataque. Eso provocó, y sigue pasando, que dejasen huecos a la espalda de su retaguardia. Está claro que sería más sencillo defender con más de siete, pero entonces hablaríamos de que los ataques serían inexistentes.

—¿Cómo atajarán el juego de ataque del Barça?

—Cuando los equipos salen a por Europa se dan cuenta de que hay otras maneras de entender el juego. En la Premier, por ejemplo, los ataques, según contra quién te midas, son mucho más directos. Cuando te retan el Barcelona o el Bayern, sabes que sus atacantes van a buscar tu espalda, que rompen en diagonal y que eso hace que no te puedas despistar. El martes deberemos rozar la perfección en todo.

—¿Ve fino a Mascherano?

—Supo adaptar al nuevo rol de central. Es muy rápido.

—El que se está recuperando es Messi.

—Ya no hablamos tanto como antes, como cuando coincidimos en Barcelona. Charlamos de buena onda, eso sí, cuando estamos en la selección. ¿Recuperando dice? Leo no se fue nunca, más allá que cuando no podía actuar por lesión. Sigue jugando como nadie y anotando como ninguno. Messi es lo más grande que vi. Pude medirme a Cristiano, pero como Leo, nadie.

—¿Con quién trabajó desde que llegó al City?

—Con Mark Hughes, que nos enseñó cómo jugar de manera directa y efectiva, y con Mancini, que incidió al equipo a ser fuertes mental y tácticamente, además de creer en todo hasta el final.

—¿Y qué les dio Pellegrini?

—Orden y control del balón.

—Negredo es admirado.

—Muchísimo. Se adaptó muy bien en todos los sentidos y le va cogiendo el pulso al idioma paulatinamente. Ahora, con el que me siento feliz por él es por Navas.

—¿Por qué?

—De Jesús leí que había tenido problemas de ansiedad y que viniese aquí parecía algo imposible y lo consiguió. Nos está aportando desborde y velocidad. Es un futbolista realmente importante.

—Como David Silva...

—Es un poco más introvertido, pero demostró que no para triunfar en el Premier tienes que ser grande; los chiquitos y habilidosos tienen su hueco.

—¿Qué le parece Martino?

—Fue valiente llegando al Barça, su tarea no es sencilla. Se le ve fuerte y con el equipo líder. Más allá de las pizarras, el Tata no tiene nada que ver con Guardiola. Pep hizo rozar la perfección a su equipo y mantener ese nivel era imposible.

—¿Aprendieron de lo vivido ante el Madrid?

—Sí, claro, como con el Bayern hace unas semanas. Un gol más y no estaríamos hablando de este choque. Ante el Real demostramos no estar a la altura de lo que esperaban nuestros seguidores. Ahora tenemos una oportunidad para devolverles la felicidad.

—¿Pudo ir a jugar al Athletic Club?

—(Ríe). Hace tiempo se comentó que un candidato a la presidencia admitiría a jugadores con ascendencia vasca. El padre de mi abuelo era de Leiza (Navarra) y se especuló con ello. Pero no hubo nada más.

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