Amistoso | Real Madrid - PSG

Cristiano Ronaldo e Ibrahimovic abren el nuevo año a lo grande

Real Madrid y PSG disputan en Doha algo más que un amistoso (15:45, Cuatro). Hay ausencias, no viajaron ni Iker, padre inminente, ni Bale, que sigue renqueante.

ATLAS

Bienvenidos a 2014 y, de paso, bienvenidos al futuro. Real Madrid y París Saint-Germain disputarán en Doha un partido amistoso que no tiene nada de anecdótico o extravagante. Si nos ceñimos a las razones inmediatas, el encuentro forma parte del traspaso que pagó el Madrid por Ancelotti, entre cinco y siete millones de euros. Sin embargo, conviene ampliar la perspectiva. Qatar (y aledaños) es el destino natural de ese artículo de lujo que es el fútbol. Allí está el dinero y allí, de modo cada vez más evidente, reside el poder (véase el Mundial de Qatar 2022).

Si son los futbolistas los primeros en entenderlo es, probablemente, porque son los primeros en disfrutarlo. El París Saint-Germain, que llegó el pasado domingo a Doha, completa su tercera pretemporada navideña en Qatar, acomodado en la vanguardista Aspire Zone, un complejo deportivo de primer nivel que lo tiene todo y en cantidad, menos deportistas de élite. De eso se trata precisamente. De obviar las casi siete horas que separan a la vieja Europa del nuevo mundo rico. De lucir escaparate, de atraer público y simpatías. Ni un reproche que hacer, por otra parte. Ustedes harían lo mismo si calzaran las mesas con fajos de billetes: organizar partidos en su jardín.

No es casualidad que PSG y Real Madrid compartan patrocinador, Fly Emirates (igual que Arsenal o Milán), ni que Barça (Qatar Airways) o City (Etihad) anuncien en sus camisetas diferentes modos de llegar al mismo sitio. O que Florentino llegara a presentar el megalómano proyecto de un parque temático en Dubai para el que estuvo dispuesto a renunciar a la cruz del escudo. O que el presidente del PSG, Nasser Al-Khelaifi (40 años), sea propietario, entre otros prósperos negocios, de Al Jazeera Sport. Todo confluye en el Golfo Pérsico.

Centrados en el partido (15:45 hora peninsular, 17:45 hora local), los focos de atención son variados y atractivos. Se miden dos equipos que, por poderío económico y deportivo, están llamados a enfrentarse mucho; quién sabe si no lo harán a partir de los cuartos de final de la presente Champions. A esa rivalidad aún virtual hay que añadir el conflicto del pasado verano, cuando el Madrid dejó al PSG sin entrenador. Al-Khelaifi, que desde 2011 lleva gastados 300 millones en fichajes, anunció entonces que cuando quisiera contratar a Cristiano hablaría antes con Florentino. A falta de profundizar en el sentido del humor qatarí, sonó a amenaza.

Bajas. El Madrid viajó ayer a Qatar sin Casillas, a punto de ser padre, y sin Bale, cuyas leves molestias físicas persisten en 2014 (su objetivo oficial es jugar contra el Celta el próximo lunes 6 de enero). Xabi Alonso sí entró en la lista, restablecido su tímpano gracias a tantas oraciones por su renovación.

Tampoco se lo perderá Cristiano. Hoy se encontrará con quien se autoproclama como mejor del mundo y última Coca-Cola del desierto: Zlatan Ibrahimovic. Tras quedarse sin Mundial por culpa de Cristiano (cuatro goles en dos partidos), es seguro que el sueco buscará venganza.

El choque se disputará en el mismo estadio que España venció a Uruguay (3-1) el pasado año y se jugará a 19º, quizá con lluvia, muy lejos de los 41º de media del verano pérsico.

De modo que pónganse cómodos, saquen el turrón superviviente y vuelen con la imaginación mientras eligen compañía (aérea). Hoy, en Doha, se anticipa el futuro

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