Real Madrid - Atlético

El mejor Atlético amenaza a un Real Madrid que está herido

Los de Simeone aspiran a la Liga y los de Mou, a la supervivencia. Adrián podría ser una opción de última hora en lugar de Diego Costa. Todo indica que Özil será titular.

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Ni es un partido cualquiera ni es un derbi como los demás. Para el Real Madrid no ganar significa el inicio de una penosa travesía que le conducirá hasta el mes de febrero, cuando se reanudará la Champions en octavos de final. Demasiadas semanas sin otro entretenimiento que la Copa, demasiada tortura de rumores y exabruptos. Para el Atlético, el triunfo, en menor medida el empate, tiene el valor de un exorcismo. Será difícil que pueda luchar por el campeonato con ese complejo pendiente.

Resulta obvio, desde la exposición más básica, que el Madrid se juega mucho más que su rival. Alejarse del Barcelona más allá de los once puntos actuales es entrar en la distancia del bochorno. Y peor que eso: la conmoción de un mal resultado será mayor aún cuando el madridista comprenda (sospecho que todavía no lo ha interiorizado) que el Atlético también se escapa, y no de modo accidental y transitorio, sino de manera concienzuda y dominadora.

Ignoro si Mourinho, tan obsesionado por los récords que le distinguen, advierte la amenaza de un contrarrécord histórico en el sentido más contemporáneo del término, pues siendo cierto que sus predecesores en el cargo no sumaron tantos puntos en Liga ni mostraron un expediente tan brillante, ninguno de ellos, en un tramo que se alarga trece temporadas (once técnicos desde Toshack a Pellegrini), perdió contra el Atlético de Madrid.

Esa losa estadística señala, al mismo tiempo, una verdad contradictoria. Las matemáticas están contra el Atlético, pero Newton juega a su favor: aunque el Madrid es más fuerte y más talentoso, y precisamente porque viene siéndolo desde hace más de una década, cada vez hay más probabilidades de que la manzana caiga encima de su cabeza. La inercia es del Madrid, el presente se aproxima al empate y el futuro está por ver.

De momento, Simeone ha querido influir en el desarrollo de los acontecimientos modificando su inicio. El Atlético completará hoy su último entrenamiento en el Calderón, puertas abiertas y gritos al aire. Para qué gastar saliva cuando la afición acumula trece años de argumentos. El riesgo, como ha sucedido otras veces, es pasarse de la rosca y escupir fuego en lugar de meter goles.

Clave. Pero no todo son espíritus. El Atlético luce un buen equipo con un delantero extraordinario, Falcao, al que no le vendría mal una consagración como la de esta noche. Diego Costa o Adrián como tercer hombre del ataque es la mínima intriga del once, a falta de comprobar la reacción de Courtois al Frenadol.

El Madrid, entretanto, afila sus kilométricas garras. Para Cristiano la simple mención del Balón de Oro supone un acicate, y quién sabe si una cita como la de hoy no terminará por inclinar muchas voluntades. Por lo demás no se esperan grandes novedades. La intuición y los internautas apuntan a Özil en detrimento de Modric. Para la anécdota queda la convocatoria de José Rodríguez, en perjuicio de Nacho y Morata.

En un frío laboratorio el Madrid sería favorito. En un Bernabéu ardiente cuesta más saber quién puede quemarse.

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