Retraso 'a la portuguesa' en el viaje hasta Ucrania

Una de las razones por las que Pep Guardiola quería evitar enfrentarse al Shakhtar era para driblar el pesado viaje hasta Ucrania. Pues bien, el desplazamiento, ya de por sí largo, se alargó una hora más de lo previsto a causa de un problema de tráfico aéreo que tuvo a los componentes de la expedición barcelonista una hora dentro del avión.

Se dio la circunstancia que la compañía que operaba el chárter, Atlantic Airways, era de nacionalidad y tripulación portuguesa, por lo que alguien en el avión comentó -con evidente mala uva- que todo el retraso se debía a una conspiración de José Mourinho. Pero ese no fue el único contratiempo de un viaje que comenzó bastante torcido y en el que se sucedieron los imprevistos.

Por ejemplo, un cámara de televisión y un aficionado que acompañaban al Barça no pudieron pasar la frontera porque sus pasaportes, al ser de nacionalidad argentina y colombiana, respectivamente, necesitaban un visado que no tenían. Las autoridades les conminaron a tomar un avión de vuelta o a quedarse en el aeropuerto. Un aeropuerto de los años 50, siendo generosos, que dentro de poco dará paso a un nuevo aeródromo. A última hora de la tarde, los servicios de protocolo del Barça trabajaban para que la embajada argentina y la colombiana expidieran un visado express a sus ciudadanos. Pero no sólo los currantes tuvieron problemas al entrar en Donetsk. El autocar de los VIP que debía trasladar a los directivos se estropeó en el mismo párking del aeropuerto con lo que tuvo que cambiarse y no llegaron hasta las seis de la tarde al hotel del equipo.

Más madera.

Los jugadores corrieron mejor suerte, porque nada más aterrizar fueron desviados a la nueva terminal, aún en obras, desde la que salieron directos a su hotel, donde llegaron sobre las tres y media de la tarde. Comieron algo y se fueron a descansar de un viaje que había durado más de seis horas. No obstante, el golpe de teatro lo protagonizó Thiago Alcántara antes de emprender el viaje hacia Donetsk. Al llegar al aeropuerto de El Prat se dio cuenta de que había olvidado su pasaporte. Un familiar tuvo que llevárselo. Sí, un viaje algo accidentado...