Mundial 2010 | Japón

La afición nipona, con sus samurais

Júbilo por el pase a los octavos.

Miles de japoneses amanecieron ayer en Tokio entre celebraciones por la victoria de su selección sobre Dinamarca, que le permitió un histórico pase a la próxima ronda del Mundial de Sudáfrica.

Las calles de las principales arterias de la capital amanecieron repletas de aficionados que celebraban el 3-1 con el que los Samurai Blue se impusieron con claridad a los daneses en plena madrugada en Japón, mientras que la icónica torre de Tokio se vestía con luces azules para apoyar al once nipón.

Pese a que el partido comenzó a las 3:30 de la madrugada, hora local, el índice de audiencia en la región de Kanto, que incluye el área metropolitana de Tokio, llegó a tocar en un momento el 41,3 por ciento.

El país vive la mayor euforia futbolera desde que se celebró en 2002 el Mundial de Corea y Japón y que permitió a ambos anfitriones pasar a la siguiente ronda por primera vez en su historia. La Prensa lanzó una edición extra matinal y los titulares convirtieron en papel mojado las críticas que había recibido el seleccionador nipón, Takeshi Okada, antes del inicio del Mundial, por las continuas derrotas en los partidos de preparación y, algunos, como el diario Daily Sports, lo calificaban hoy de un técnico "digno de orgullo".

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