Real Madrid | La huella que deja el técnico en Milán
"Mourinho ha dejado un hueco difícil de llenar"
Era el desenlace inevitable. Mourinho tenía muy meditado dar el paso al Madrid y ni las piedras en el camino que ha puesto Moratti le han retenido. El técnico deja en Milán a una afición que se queda con un sabor agridulce: la alegría de la Copa de Europa y la tristeza de perder a su líder.
Pasan pocos minutos de las ocho y la coqueta ciudad de Como empieza a desperezarse. Ha sido difícil dar con la casa de Mourinho, situada en la parte alta de una de las colinas que rodean el imponente lago que da nombre a la localidad. A la mansión, que está cerrada a cal y canto, se accede serpenteando varios caminos empinados. Tras una larga espera la cancela se abre y una persona se identifica como el jardinero: "No pueden estar aquí. Mourinho se marchó nada más amanecer Se ha llevado muchas cosas". Algún vecino nos dice que se le veía poco por el lugar: "Un apasionado del trabajo y de la intimidad de la familia...".
A 60 kilómetros de allí, en Milán, no hay rastro de interismo. El traspaso que Florentino forzó ha dejado una resaca amarga tras una semana que fue un huracán para los tifosi. Las cabezas visibles de la entidad se niegan a hablar más del tema. "Ni Moratti ni Oriali ni Branca están disponibles. Han dado órdenes de que quieren descansar el fin de semana para pensar qué hacer", nos asegura Paulo, el jefe de prensa. Que los dos últimos nunca conecten el móvil ratifica la versión.
La afición. En el estadio la resaca amarga de la marcha del técnico también es palpable. Sólo unos cuantos curiosos buscan la tercera Copa de Europa en el museo sin éxito. "La tiene Moratti en su oficina, seguro que aún duerme abrazado a ella", bromea una empleada. Pero sí que en la estancia, compartida a partes iguales con el Milán (ambas entidades habitan San Siro y también comparten el espacio del museo), hay un pequeño rincón dedicado al técnico portugués. Una camiseta firmada por él ("Con afecto para los tifosi de San Siro") y algún recordatorio más junto a una fotografía suya. Su nombre ha entrado en la historia del Inter, como el de los Luis Suárez, Mazzola, Bertini, Facchetti, Ronaldo y un selecto grupo de protagonistas.
"¿Periodistas?", curiosea una señora que mira con nostalgia la foto del portugués junto a sus dos hijos. "Ha dejado un hueco muy difícil de llenar". Las pocas personas que están en el museo coinciden. "Es nuestro destino", afirma Mauro, un apasionado nerazurro, "el destino de un club que ha gastado cerca de 1.000 millones de euros en fichajes en las últimas dos décadas para ganar una UEFA y una Copa de Europa, el mismo que traspasó a Pirlo al Milán porque decía que Emre era mejor o que no supo cuidar en su momento a Ronaldo. Lo de Mourinho casi es otra historia. Con el Madrid poco se puede hacer".
Los bares. El debate también es agrio en los bares cercanos al estadio, plagados de bufandas y camisetas del Inter. "Moratti ha estado firme con el Madrid. ¿Qué menos se podía hacer?", dice Andrea. "Mourinho vale mucho más que 8 o 16 millones". Mateo, que comparte mesa con él, se lamenta: "El Madrid se lleva una joya, la joya que nos volvió a dar la Copa de Europa 45 años después".
El técnico se fue, por lo menos, con la bendición de la mítica Curva Norte, los aficionados más radicales del Inter. En un comunicado le desearon suerte ayer y le agradecieron los títulos. Mourinho abandonó Milán dejando tras de sí un gran vacío.