Kun y Forlán asaltan Anfield

Agüero asaltó Anfield y el Atlético le tiene tomada la medida al mítico campo del Liverpool. Si la campaña pasada el equipo rojiblanco sacó un gran empate en Champions, con penalti polémico a Gerrard en el último segundo, ayer los de Abel lograron una victoria que les dará una gran moral de cara a la previa de la Liga de Campeones. Nadie en el Atlético se tomó el choque como si fuera un amistoso y los madrileños enseñaron su mejor cara de la pretemporada, serios en defensa y mortales en ataque.

El mejor fue Agüero, sucesor del Niño en el trono de los ídolos rojiblancos. Con Kun y Forlán en su mejor versión y los demás en un tono notable, el Panathinaikos tiene motivos para estar preocupado. Al Atleti le van los grandes retos y entrar en Champions lo es. Los de Abel parecen que están preparados para superar el obstáculo.

El gran protagonista del encuentro, Fernando Torres, permaneció en cuclillas un buen rato en el círculo central antes de empezar el partido. Con la mirada perdida veía cómo los jugadores del Atlético se deseaban todo tipo de buena suerte para el choque. Miraba cómo sonreía Agüero, que no dudó en lanzarle alguna confidencia justo antes del inicio. Tampoco Maxi, que es otro desde que ha dejado el brazalete de capitán. Le pesó al Niño y también a la Fiera. Torres callado y pensativo, quizá recordando todos sus años de rojiblanco. Agüero, pícaro y sonriente. Al otro lado de la línea de medio campo el Niño veía un Atlético junto y unido. Quizá la premonición de lo que pasó poco después. Porque Kun aprovechó en la primera ocasión que tuvo para adelantar al Atlético y enmudecer Anfield. Le va estar solo en la punta de ataque. Sabe que tendrá pocas ocasiones en los encuentros, pero disfruta con ello. Porque lleva el gol en la sangre. El perfecto centro de Antonio López lo cabeceó a la red.

Poco después protagonizó una de las jugadas del partido al dejar en evidencia a Mikel San José en carrera plantándose solo delante de Reina, que evitó el 0-2. Y si Kun disfrutaba de lo lindo porque cada vez que cogía el balón Anfield callaba, también lo hizo Forlán, a quien el público pitó en cada acción. Hizo el segundo gol atlético en un lanzamiento a la escuadra desde la frontal. La grada aplaudió. No podía ser de otra manera. Agüero y Forlán, los herederos del Niño, apuntillaban a un Liverpool que no encontraba manera de hacerle daño a la zaga rojiblanca.

Y si los líderes de este Atlético mandaban en el partido, el ídolo de tantos y tantos rojiblancos, fallaba en las oportunidades que tuvo ante Asenjo. Falló en un mano a mano ante el portero, protagonizó la jugada del posible penalti de Assunçao y tiró al palo en la recta final del primer tiempo. Torres se estrellaba ante su ex equipo la primera vez que jugaba contra él. Quizá le volvió a pesar el hecho de que fuera él el que tirara del carro.

Toma y daca.

Cuando el Atlético se puso con claridad por delante, el partido fue otro, ya que el Liverpool apretó el acelerador. El encuentro se convirtió en un toma y daca entre Kun y Torres, en un área y otra. Si el argentino le robó la cartera a Reina en un balón dentro del área, Torres sorteó rojiblanco tras rojiblanco para plantarse delante de Asenjo. Anfield se vino abajo porque el Liverpool apretaba de lo lindo y Torres ya sí era el de siempre. Pero no tuvo suerte el ex rojiblanco, que remató de cabeza y con el pie, que se fue con velocidad, que abrió a las bandas

Pero estaba escrito que no debía marcar. Lo hizo Lucas Leiva y le puso emoción a una recta final de un partido que tuvo de todo, ocasiones, buen juego, y tres genios sobre el césped: Agüero (su exhibición en tierras inglesas volverá a incitar las ofertas) y Forlán, por el Atlético, y Torres, por el Liverpool. Precisamente Kun y el Niño abandonaron el campo casi a la vez, ya que fueron cambiabos. Los aficionados locales dedicaron al ex atlético la ovación de la tarde y a Kun le despidieron con aplausos. Que los hinchas del Atlético hayan podido disfrutar del primero y lo hagan del segundo es algo para enorgullecerse.