Liga Adelante | Real Murcia 2 - Éibar 0

Triunfo por la vía rápida de un Murcia 'comodón'

Sentenció pronto con los regalos del Éibar y luego a sufrir

VOLVIÓ A MARCAR. Despotovic se reencontró con el gol en un partido en el que el Murcia sentenció en la primera parte.PEPE VALERO

Quizás imbuidos por las prisas que todo los que subieron a la NC mostraban por llegar a tiempo a sus casas para ver el Madrid-Barca, o igual por toda la rabia contenida después de una semana dura, el caso es que el Murcia dejó sentenciado el partido ante el Éibar en apenas un cuarto de hora. Para entonces Zigor ya había doblado dos veces el espinazo y la grada de la Nueva Condomina había festejado consecutivamente los goles de Arruabarrena (en propia puerta) tras un buen golpeo de falta de Bruno y el de Despotovic en el que también colaboró López Rekarte que, equivocando su papel, convirtió lo que debía ser un despeje sencillo y cómodo en un remate al palo, en la asistencia perfecta para que el serbio hiciera el 2-0 (un tanteo que con el actual Murcia suena a goleada). Casi sin esfuerzo, los chicos de Campos resolvían el trámite, que era lo verdaderamente importante (no nos olvidemos) en el día de ayer. Dejaban hundido a un Éibar que sin tiempo para entrar en calor se dejaba bajo la sofoquina que caía sus pocas opciones de permanencia. En ese momento el partido estaba para 'regalar' una goleada a los 11.000 valientes que se acercaron al campo. Con Montoro muy mejorado en su nueva posición en el eje, con Bruno participativo, con De Lucas metiéndole la intensidad de siempre, el Murcia generaba peligro cada vez que le metía una 'chispina' de velocidad a su fútbol. Entre eso y que la zaga rival era el vivo retrato de una defensa 'flan dhul'... Pues eso que olía a fiesta. Pero como tantas veces, el gozo y los sueños de la parroquia grana de tener, por fin, un partido tranquilo, se fueron pronto al traste.

Entre que el Éibar lo vio todo perdido y se tiró arriba y que el Murcia empezó a mirar demasiado al crono, a controlar sus esfuerzos, el partido cambió radicalmente. Un disparo de López Rekarte marcó el punto de inflexión de un partido que dejó de ser un divertimento para los locales y que se tornó primero en pestiño (los grana volvieron a jugar como otros domingos 'al paso', andando) y luego en una temeridad que si no acabó de peor forma fue simplemente por la incapacidad eibarresa de acertar ante el marco de Elía. En el segundo periodo los grana se fueron del partido. Le regalaron la pelota al Éibar y así, y a pesar de todas las limitaciones de los vascos, estos rozaron el gol -pero de forma clarísima- en hasta tres o cuatro oportunidades. Una la estrelló Insa contra la madera, otro par de ellas las sacó providencialmente Mejía con Elía batido y otra más la evitó el navarro después de un cañonazo armero desde la larga distancia.

Cacao maravillao.

Pero fueron tantas ocasiones falladas, fue tanta la frustración de los de Uribe que ellos mismos, diez minutos antes del final, arrojaron la toalla. A partir de ahí y con el partido ya roto por tantos cambios (la salida de Pico despertó a la grada del sopor reinante), por mil y una interrupciones, el Murcia buscó el tercero pero éste ya no llegó. Hubiera sido demasiado premio para tan poco merecimiento. Es más, visto lo visto, el premio ya hay que darlo por generoso. El descenso vuelve a estar a ocho puntos (a la espera del Álavés hoy). Lo único reseñable.

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