Paso hacia la tranquilidad

El envite ante el Salamanca fue más apacible de lo que se esperaba a priori. El Hércules encarriló pronto el marcador con un gol de Kike Mateo y luego planteó a la contra una segunda mitad con un Tote en plan mariscal. El madrileño bajó, la buscó y durmió la pelota cuando el Salamanca amagó con resucitar. Antes, el murciano se reivindicó con un tanto, después de mucho tiempo. Luego Moisés hizo su golito y sigue en media de llegar a los 100 antes del fin de curso.

El triunfo supone un paso hacia la tranquilidad. El descenso sigue a distancia y el Hércules va camino de pasar el fin de año más plácido (y más triste) de los últimos tiempos. Era un partido en el que se jugaban mucho los dos, sobre todo el Hércules. Sin embargo, la carencia de intensidad y el poco rigor táctico eran más propios de un bolo veraniego que de un choque en el que uno de ellos aún puede meterse en la lucha por la permanencia.

El Hércules fue más de lo mismo, en la primera mitad. Una línea de tres con más calidad que acierto, un ariete que se pega con todos y que apenas luce su trabajo, un centro del campo que anda achicando más agua que creando y una defensa y un portero dubitativos aunque Uribe piensa lo contrario, según declaró.

Los alicantinos, sin embargo, más a base de gotas de calidad de sus mediapuntas que por empaque, tuvieron las mejores ocasiones. Carmelo y Tote estuvieron cerca del objetivo en los primeros compases pero fue Kike Mateo el que acertó, después de nueve meses, con la portería rival. Lo hizo de cabeza tras aprovechar un centro medido de Carmelo, uno como los muchos que ha desaprovechado en este tiempo de sequía. Lo celebró como si fuera el último aunque en realidad fue el primero. Atentos a la semana porque el murciano está pendiente de concretar su renovación o de firmar por el Almería.

El Salamanca no cambió su esquema y se le apostó todo a sus delanteros. Pura dinamita. Vela, Braulio y Quique Martín apuntaron pero no dispararon. Fue Zé Tó, en el 26, el que remató a la red. El balón entraba pero apareció Redondo, de la nada, y salvó el empate. Los de Uribe buscaron el segundo, sobre todo, a balón parado. Montenegro ha cogido el toque y sus compañeros se lo agradecen.

En la segunda mitad, los de Javi López apenas inquietaron la meta de Falcón. El Hércules se plantó atrás y sin hacer nada del otro mundo, fue muy superior. Carmelo rozó el gol (el golazo) por dos veces. Primero, culminó una gran jugada colectiva pero la echó fuera. Luego, de zapatazo descomunal al larguero. No tuvo suerte el canario. Sin embargo, la sentencia fue de Moisés. Volvió a mojar tras un córner. Moisés marcó, Subirats se piensa si lo renueva o no.