Gimnasio e intenso entrenamiento son la base del cambio

Zidane ha dejado atrás el calvario físico que hace unos meses era la principal razón de su decisión para abandonar definitivamente el fútbol tras el Mundial de Alemania. Ya es historia esa imagen de fatiga e impotencia que mostraba en determinados partidos (fundamentalmente en las segundas mitades).

El Zidane actual es un jugador fresco físicamente y que mantiene un buen tono a lo largo de los noventa minutos, lo que le permite terminar los encuentros con ese punto físico del que antes carecía el mediocampista francés.

A principios de temporada, sufrió una contractura muscular en el Francia-Irlanda. Esa lesión la fue arrastrando después, ya que en su afán de no enfadar al club blanco forzó para jugar determinados partidos con el Madrid, lo que le hizo entrar en absoluta decadencia. Tocó fondo ante el Valencia en el Bernabéu, donde incluso falló un penalti. Llegó el momento de parar un mes por una pubalgia.

Zidane no podía más e inició al margen del equipo una recuperación específica. Dos razones han provocado que haya recuperado su mejor versión. Una es el cambio de entrenador. Con López Caro el entrenamiento es más fuerte y eso lo está agradeciendo Zidane. Hay una máxima en el fútbol: cuanto más veterano es el jugador, más entrenamiento necesita.

La segunda razón es el intenso trabajo de gimnasio que ha venido haciendo, que le ha valido para fortalecer la zona lumbar. Consecuencia de esto es que han desaparecido los dolores de espalda. Por último, también es historia esa imagen de Zidane chorreando sudor desde los primeros minutos de los partidos, ya que han desaparecido unos problemas estomacales que provocaban esa reacción.