Una antorcha recorre toda Argentina

También Boca Juniors se hace centenario y una antorcha olímpica recorre desde hace días toda Argentina para celebrarlo. Veinte mil kilómetros, una montaña de relevistas, bosteros orgullosos que representan la primera religión laica de aquel gran país. "Boca es la mitad más uno", repetía frecuentemente Juan CarlosEl Toto Lorenzo, aquel entrenador de los tres puñales (Ayala, Gárate y Becerra) en el Atlético de los setenta. Él hizo a Boca campeón de la Copa Libertadores y de la Copa Intercontinental, con nuestro Hugo Gatti en la portería, así que algo de Boca Juniors tenemos también en las páginas de este periódico.

Siempre me cayó bien Boca. Al primer amigo argentino que tuve le pregunté si era de Boca Juniors, al azar, y me contestó: "¿Y cómo no? ¡El que está contra Boca está contra la Humanidad!" Jugaba muy bien al fútbol y como yo entonces aún no sabía que en realidad todos los argentinos juegan muy bien al fútbol tomé su criterio muy en cuenta. Eran los años en que Boca lo dirigía desde el centro de la cancha el gigante Rattin, un centrojás (pronunciación argentina de centre-half, medio centro) de los de antes, con imán para el balón, pierna fuerte y poderoso salto para cortar el saque del portero contrario. Aquel al que echaron de Wembley en 1966.

Siempre me gustó la personalidad de ese equipo, luchador (ganar a lo Boca era ganar con coraje) comprometido en una eterna pelea con River Plate, el equipo rico de la ciudad. Boca Juniors nació, creció y sigue en el barrio de la Boca, zona portuaria, primer refugio de emigrantes desconcertados. En el mismo barrio nació River, pero hace mucho que se mudó a zonas más ricas. Boca sigue allá, junto al Caminito del tango, como expresión más genuina del pintoresquismo del fútbol argentino, con el alma inquieta de un gorrión sentimental. El equipo de Boyé, de Rattin, de Marzolini, de Diego, El Diego. Y el de Hugo Orlando Gatti.

Lo más visto

Más noticias