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Yo digo | Carlos Cariño

Diez años que pasan volando

Hace apenas tres días se cumplieron diez años del primer partido en el que Lorenzo Serra Ferrer dirigió al Betis en la División de Honor. Fue contra el Logroñés en Las Gaunas y el resultado, empate a cero. El técnico mallorquín había conseguido un impresionante ascenso a Primera cogiendo al equipo, a falta de trece jornadas, sin apenas posibilidades, ni siquiera de jugar el partido de promoción para optar a subir de categoría. Le sobró una jornada. Ese fue el arranque de una de las mejores etapas del equipo verdiblanco que ahora, una década después, el beticismo desea saborear.

En ambos casos, don Lorenzo, hombre duro, exigente, metódico, pero al mismo tiempo dialogante y psicólogo, se vio obligado a partir de cero. En 1994, con un Betis que se había tirado tres años en Segunda salvando una terrible crisis que le hubiera llevado a la desaparición de no haber intervenido Ruiz de Lopera para salvar lo que parecía insalvable. Hoy, en el crepúsculo de 2004, la situación a salvar no es el futuro de la entidad (felizmente es una de las treinta empresas más rentables de Andalucía según comentaba el presidente bético y posee una sólida y fiel masa social), sino la sensación de desgana, con ramalazos de frustración, generada en las dos últimas temporadas. No es un proceso fácil. Serra se ha visto obligado a conversar con todos y cada uno de sus jugadores, lanzando un mensaje que refleja su ideario. el equipo ideal es la plantilla, repartiendo palo y zanahoria, e incentivando a todo el entorno verdiblanco que se debe reactivar el espíritu del manque pierda pero aspirando a bastante más que a 43 puntos. Otra cosa será aburrirnos más que con Sánchez Dragó. ¡País!