Eurocopa 2004 | El penalti de Panenka

Así lo cuenta L.J. Moñino

Ladislao J. Moñino

Garrincha en un disco pub. En los días previos al inicio de una competición con el peso histórico de una Eurocopa, las ciudades-sede van absorbiendo fútbol poco a poco. Empiezan a aflorar las primeras banderas, la hostelería se frota las manos, se empiezan a dar los primeros intercambios culturales entre hinchas. Y en un disco-pub, al ritmo del house de un tal DJ Vargas, un videomarcador ralentiza aquellos burlescos amagos de Garrincha a un defensa en el Mundial del 58. El fútbol se junta con música y, al poco, los cientos de europeos que copan la pista, mueven las caderas a ritmo de samba. Su mito saltó el charco y se alargó en la historia una vez más.

Francia en el primer entrenamiento. Zidane con una camiseta con las mangas cortadas; muy a la última o muy a lo callejero y peleón de toda la vida. En un rondo se junta con Makelele, Lizarazu, Vieira, Desailly, Barthez y Thuram. Los capos se han reunido y el resto de jugadores sigue de reojo las evoluciones de ellos. Poco después se dirigen hacia Santini, que ordena el inicio del entrenamiento; ha dado el visto bueno el espinazo de la selección. Ya todo es compromiso y seriedad. Ahí va el campeón, dando su primeras vueltas a un terreno de juego en Portugal. Impresionan de verdad: el grupo que componen es fuerte, técnico y táctico.

La revolución definitiva: Pirlo. Después de imponer a Totti, Del Piero y Vieri, el vestuario italiano presiona ahora para que Pirlo tome la manija de los azzurri. Es la última gran prueba para decir que Italia quiere cambiar. La revolución la están encabezando los jugadores, más concretamente, los que la tocan. Probablemente, Trapattoni y todos los de su cuerda piensen: "ya sabía yo, desde siempre, que tanto junto es problemático. Todos quieren jugar porque se sienten mejores que los futbollistas que me garantizan equilibrio". Normal.

Las 150 licencias profesionales letonas. Letonia le pudo dar un tremendo disgusto a los checos, de los que se habló tanto antes del torneo, que más que los tapados son los destapados. Letonia, que sólo cuenta con 150 fichas profesionales, le recordó lo que es la escuela rusa a la que antes pertenecían: fuerza, orden y velocidad, mucha técnica en velocidad para combinar: Rubins, Verpakovskis, Astafjves...

Los laterales de Portugal. Scolari no paró de resaltar la importancia de los desdoblamientos de los laterales en los meses previos al inicio del campeonato. Lo normal es lo que hizo ayer: Miguel a la derecha y Nuno Valente a la izquierda. Las palabras y las intenciones deben de ir con las características del partido. Y Miguel y Nuno Valente son más ofensivos que Paulo Ferreira y Rui Jorge.

El alma de Grecia. Zagorakis y Basinas son el alma de Grecia. En el partido inaugural se juntaron para recordarle a Portugal que, ante la inferioridad técnica, táctica y músculo.

Los caminos del gol de Larsson

En su primer gol, Larsson voló en plancha y se anticipó a su marcador; la clavó abajo. En el segundo, le ganó la espalda. Cuando sus seleccionadores le convencieron para que regresara buscaban un 9 que se cruza en los caminos del gol de varias formas.

Hamann crece cuando juega con Alemania

Perdido en el Liverpool por las medianías que le rodean, Hamann crece cuando juega con Alemania. Ya fue decisivo en el Mundial de Corea y Japón: por lo que corre, por todo lo que quita y da. Por futbolista.

Van Nistelrooy: un gol pleno de virtudes

Esa medio tijera imposible que se sacó Van Nistelrooy tiene un nombre, Van Basten y muchas virtudes: estética, sorpresa, oportunidad, acrobacia, precisión... Y la rotundidad de los grandes nueves.

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