La táctica de las bodas de Canaán

Sáez utiliza la táctica de las bodas de Canaán: el vino bueno, para el final. La intriga de la alineación de salida se tradujo en un desencanto general: los mismos que el día de Rusia. El duro fajador, o sea. Los finos estilistas quedaron para el final, como el otro día. Y fue con ellos en el campo (particularmente con Joaquín esta vez) cuando España fue claramente más que Grecia. Produjo un fútbol alegre y profundo y fabricó ocasiones de gol con cierta intensidad. Pero no alcanzó. Y nos quedamos con un empate equívoco, que nos obliga a empatar con Portugal el domingo, lo que en la práctica equivale a dejarlos fuera. Será duro.

La teoría es que los primeros desgastan y así los segundos, más artistas y menos guerreros, lo tienen más fácil. La teoría completa es que el equipo mejor no tiene por qué ser el que empieza, sino que puede ser el que termina. Pero la afición vive ya abiertamente los debates que Sáez y el grupo rehúyen, y se pregunta por qué no juegan de salida Xabi Alonso, Valerón, Joaquín y el Niño Torres. Y esas discusiones van a ocupar los próximos días, mientras se acerca el partido del domingo, que ha cobrado color de amenaza. ¿Por qué no salen antes, de principio? ¿Es sincero Sáez en lo que dice o hace su poquito de política con las alineaciones?

Dicho todo esto, la verdad es que merecimos ganar el partido. Grecia se encastilló, fue poco, sólo remató un par de veces a puerta y el gol llegó en un fallo estrepitoso de nuestra defensa. También es verdad que sin ese gol estaríamos como estamos: necesitados de empatar con Portugal. Y allí ganó España por 0-3 no hace mucho, con una gran exhibición de autoridad. Así que veamos la botella medio llena, pensemos que hay jugadores para más de lo que se ha visto ahora y roguemos para que el domingo Sáez se olvide de las bodas de Canaán y ponga de salida a los artistas. Porque es la manera de que estén más tiempo sobre el campo.

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