Eurocopa 2004 | Croacia 2 - Francia 2

Emoción, goles y reparto de puntos

Francia dejó escapar la oportunidad de cenar ya clasificada para los cuartos de final, pero permanece cómodamente instalada en la primera posición del grupo B, con cuatro puntos. Croacia, que arañó un punto con casta y velocidad, se jugará el pase frente a Inglaterra, ya que no parece verosímil que Zidane y sus muchachos se dejen sorprender por Suiza.

TOMÁS DE COS

Francia parece haberse recuperado, al menos en el plano anímico. Y continúa haciéndolo de la mano de un renacido Zidane (¡éste sí que tira del carro!), que parece otro con la elástica de los bleus. Atrás ha dejado el rostro cansino y cabizbajo que ha paseado por la liga española en los últimos meses.

El capitán tomó las riendas del gigante dormido, manejando el balón, desbordando con velocidad y soltura y anotando su tercer tanto en la presente Eurocopa –que le sitúa como máximo goleador-. Volvió a marcar a balón parado, de libre directo, aunque esta vez con la ayuda involuntaria de Tudor.

Pero lo mejor de su actuación llegó a cuatro minutos de la conclusión, cuando con un extraordinario taconazo, convirtió un córner lanzado por Henry –siempre activo y veloz- en un pase de gol desaprovechado incomprensiblemente por Gallas.

Los hombres de Otto Baric fueron de más a menos, con una buena línea de presión -favorecida por la ausencia de Makelele-, lo que les permitía realizar rápidos contragolpes que, sin embargo, nunca inquietaron en exceso a Barthez.

Velocidad y goles

Enloqueció el encuentro tras el preceptivo paso por la ducha. Salió en tromba el conjunto arlequinado, que apoyado en una gran presión y la relajación defensiva del combinado francés, dio la vuelta al marcador en apenas seis minutos.

El primer gol croata fue obra de Rapaic, desde los once metros, tras un absurdo penalti cometido por Silvestre. El segundo, de Prso tras un garrafal fallo en el despeje de Marcel Desailly, por quien los años no pasan en balde. Qatar parece dibujarse en su horizonte.

Sin embargo, una nueva ayuda de Tudor, esta vez en forma de magistral asistencia a Trezeguet, el pretendido del Barça, volvió a nivelar la balanza. Y el encuentro ganó en emoción y velocidad, con rápidas transiciones entre ambas porterías y claras ocasiones de gol. Los aciertos atacantes se solapaban con los fallos en marcas y despejes, para deleite y gozo del espectador.

Aunque la mayor pegada de los vigentes campeones –Zidane, Henry, Trezeguet, Pires... – parecía que acabaría por imponerse, unas veces la falta de puntería y alguna mano magistral de Butina se encargaron de salvar un merecido punto de oro para los de Baric. Aunque para ocasión clara, la marrada por Mornar a bocajarro en el último suspiro, tras una gran jugada personal de Olic. La Diosa Fortuna sigue llevando de la mano a los de Santini.

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