Eurocopa 2004 | Portugal 1 - Grecia 2

Catástrofe portuguesa

Los de Scolari, un pelele en manos de Grecia

EDUARDO TORRICO
REUTERS

Portugal confirmó todos los temores que venían rodeándolo desde hacía varias meses. El equipo anfitrión fue un pelele en manos de Grecia, empeñada una y otra vez en dejar en evidencia a quienes parten con la vitola de favoritos. Cuantas soluciones que sobre la marcha aplicó Scolari para remediar el estropicio se revelaron inútiles, lo que no hace sino acrecentar la corriente crítica que ya tenía que soportar el técnico brasileño. Todo un país ha pasado de la euforia al desencanto más absoluto en cuestión de horas. La palabra "fracaso" es la más suave que aplican los portugueses a lo ocurrido ayer en Dragao a su selección.

La debacle no tardó en hacer acto de presencia. Siete minutos tan sólo. Fue un balón perdido por la zaga local que recogió el atento Karagounis. Sin oposición alguna, avanzó unos metros, se acomodó y disparó desde fuera del área con la potencia y colocación justas para batir a un sorprendido Ricardo. Portugal acusó el mazazo, porque en los minutos siguientes Charisteas y Fyssas pudieron ampliar la ventaja helena. Solamente un tiro lejano de Costinha, que salió junto al poste derecho, hizo concebir esperanzas a los portugueses, abrumadora mayoría en el estadio, de que aquello se podía levantar. Pero de nuevo Charisteas, con dos claras ocasiones en apenas un minuto, dejó bien claro que Grecia no estaba por la labor de ejercer de convidado de piedra, frente a los anfi triones, por mucha fi esta partido inaugural que fuera. Un libre directo botado por Figo en el añadido del primer tiempo fue todo el trabajo duro que tuvo que acometer Nikopolidis.

Cambios. Scolari comprendió que aquello no funcionaba. En el descanso dio marcha atrás en su decisión más controvertida, esto es, la de conceder la titularidad a Rui Costa en detrimento de Deco. Y, asimismo, sentó al inexistente Simao y puso en la banda izquierda a la más firme promesa del fútbol portugués, Cristiano Ronaldo. Casi fue peor el remedio que la enfermedad, pues si bien es verdad que con Deco el balón empezó a circular con mayor fluidez, una ingenuidad de Cristiano Ronaldo fue la puntilla para los rojiverdes. El delantero siguió al portentoso Seitaridis en una de sus subidas al ataque y, ya en el área, metió el pie lo justo para que el griego cayera como un fardo, con Collina bien cerquita. La máxima pena fue lanzada por Basinas, que llevó el segundo gol al marcador. Si Grecia hasta ese momento había jugado como le gusta, es decir, encerrada en su área y esperando una contra, a partir de ese momento lo iba a hacer con mayor comodidad todavía, para desesperación de la parroquia.

Portugal sacó la vergüenza torera en los últimos veinte minutos. Aprovechándose del voluntario repliegue de su rival y viendo que ya nada tenía que perder, se fue al ataque. Scolari, además, puso a otro delantero, Nuno Gomes, en lugar del muy defensivo Costinha. A partir de ahí, las situaciones de peligro empezaron a menudear en el área griega: un libre directo de Figo (alto), un derechazo de Deco (también alto), un remate de Cristiano Ronaldo (a córner in extremis), un disparo de Nuno Gomes desde la frontal que desvió Nikopolidis, otro más de Deco... y el gol del honor logrado por Cristiano Ronaldo en plena prolongación, cuando ya no quedaba tiempo para nada. Grecia demostró que no ha venido a pasearse y que todavía tiene cosas que decir en la Eurocopa; para Portugal, en cambio, ha comenzado un auténtico calvario.

EL DETALLE: PRIMERA VEZ QUE CAE EL ANFITRIÓN

Decepción en este aficionado luso. Nunca hasta ayer, y desde que en 1980 se amplió la fase final a ocho equipos, el anfitrión había perdido el partido inaugural.

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