Eurocopa 2004 | Suiza 0 - Croacia 0

Croacia perdona a una Suiza con diez hombres

Muy mal tendrían que hacerlo Francia e Inglaterra para no pasar en este grupo B como primeros y cruzarse con el de España.

ÁLVARO LLORENTE

Los nervios atenazaron en los comienzos a Suiza y a Croacia, sabedoras ambas de que el derrotado quedaría virtualmente descartado de la segunda fase teniendo en cuenta que Francia e Inglaterra son los peligrosos compañeros de viaje en el grupo.

Croacia fue el primer equipo que se desperezó, proponiendo un fútbol rápido y directo, con Bjeliça como director de juego y abriendo bien a las bandas, donde dos delanteros reconvertidos a extremos, como el ex sevillista Mornar, por la derecha, e Ivica Olic, del CSKA de Moscú, que trajo en jaque al lateral suizo Haas, del West Bromwich inglés.

Suiza contestó al dominio croata con un juego de contención y confiando a la imaginación de Hakan Yakin, su estrella, las ocasiones de peligro en ataque. El media punta suizo, sin embargo, estuvo desaparecido y no pudo combinar con los hombres más adelantados, como el veterano Chapuisat y Frei.

Suiza, sin convicción ganadora

Fue éste último quien realizó el primer lanzamiento a puerta con peligro de todo el partido con un chut duro y raso que atrapó con dificultades Butina. Con un remate de Haas de cabeza se extinguieron las intentonas de los de Köbi Kuhn, puesto que Olic y Mornar comenzaron entonces a entrar en la defensa helvética como cuchillo en mantequilla, y Suiza ya no pudo hacer más que defender su portería.

Y cuando el partido finalizaba en su primera parte, con el calor como indeseado protagonista, llegó la ocasión más clara. Un lanzamiento de falta de los croatas dejó a varios jugadores completamente solos en el área de Stiel tras lanzar mal el fuera de juego la defensa suiza. El portero sacó una buena mano, y el rechace quedó en la cabeza de Olic, que mandó el cuero al travesaño. Un desafortunado final para una primera parte aburrida bajo el sol de Leiría.

Suizos y croatas salieron de los vestuarios con similar actitud, pero con dos modificaciones significativas: por un lado, el seleccionador croata eliminó del partido a Olic para sacar a Rapaic como extremo izquierdo; por otro, el árbitro Lucílio Batista, que saltó al campo con ganas de airear sus tarjetas y comenzó a mostrarlas sin ton ni son.

Croacia se mostró incapaz

El primer perjudicado fue Vogel, pulmón helvético, que vio su segunda amarilla por un leve agarrón antes de robar un balón. A partir de aquí el partido se descontroló, y Batitsta no supo enderezar el ritmo, alargando la lista de amonestados con Zivkovic, Mornar y Rapaic, suficiente para compensar su error.

Suiza aguantó con pundonor la inferioridad numérica, con Huggel y Wicky multiplicándose en la faceta de contención, ayudados por Celestini, que sustituyó a un gris Chapuisat, difuminada sombra del hombre que marcó la pauta en el Borussia Dortmund a mediados de los noventa.

Croacia se mostró inoperante, con un Mornar muy desgastado, y con una pareja de tanques arriba, como Sokota y Prso, que restaron en vez de sumar. Como restó Baric, pues el técnico croata se encargó de desarmar por completo a su equipo al mandar al banquillo a Bjeliça.

Conclusión: Sin jugadores de calidad, las porterías sobran. Empate a cero por méritos propios que puede eliminar a helvéticos y croatas. Los méritos en este partido fueron por completo para los aficionados por aguantar semejante tostón bajo un sol de justicia. Muy mal tendrían que hacerlo Francia e Inglaterra para no pasar en este grupo como primeros y cruzarse con el de España.

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