Las mascarillas nos han descubierto una nueva forma de comunicarnos: tendemos a gesticular más por aquello de que no se nos entiende tan bien con la boca tapada y, por otra parte, a veces creemos que alguien nos resulta atractivo hasta que se quita la mascarilla. Así nos lo cuenta Martita de Graná, la humorista que ha analizado la realidad de manera humorística desde el principio del confinamiento.

Por un lado, la youtuber cuenta que se fijó en el vigilante del supermercado de su barrio. El tipo llevaba uniforme y mascarilla y Martita pensó que sería perfecto para compensar la sequía que había vivido durante la cuarentena.

Sin embargo, cuando quedaron y apareció con un coche tuneado, sin uniforme y sin mascarilla, la cosa se torció más de la cuenta. "Yo le veía con los ojos bonicos y una 'mijilla' alto y pensé 'pues está bien para empezar el confinamiento echando un cohete'", relata antes de contarnos lo que se le vino encima.

Después de esta historia, Martita de Graná analiza otro de los fenómenos nuevos que han generado las mascarillas: comunicarnos a través de gestos. No importa que hablemos más alto que nunca, que al no vernos los labios sentimos la necesidad de acompañar todas nuestras palabras con gestos a cada cual más ridículo.

Una vez más, la humorista vuelve a ganarse a los usuarios de Youtube con casi 100.000 reproducciones en cada vídeo. Lo que encandila a su público es la gracia natural que desprende al contar cualquier historia absurda.