Blake Henderson es un aficionado al mundo de la aviación que hace unos días estaba sobrevolando Kentucky con su avioneta cuando quiso sacar su móvil para grabar a otro avión que pasaba a su lado. No creemos que sea muy recomendable pilotar y grabar al mismo tiempo, pero Henderson parecía un piloto avezado.

Sin embargo, su móvil, un Samsung Galaxy S5, se le escapó cayendo desde una altura superior a los 1.000 pies (algo más de 300 metros). Lo anecdótico, y por lo que te estamos contando todo esto, es que el teléfono grabó toda la caída hasta caer en el jardín de una casa, donde un señor extrañado se lo encontró.

El vídeo fue subido a Youtube por Robert Ryan, un sobrino del piloto, que también lo difundió por Reddit. En el foro muchos usuarios cuestionaron la veracidad de la grabación (Demonios, es un Samsung, el mismo que unos modelos después en el Note 7 explotaba sin más), pero Ryan probó los hechos mostrando una versión extendida de 11 minutos.

El vídeo no es demasiado bueno pese a prometer mucho, ya que el teléfono comienza a girar sobre sí mismo y no se ven grandes imágenes. Eso sí, es impagable cuando vemos la cara del señor de Kentucky que se encuentra el móvil mientras pasa el cortacésped (y pasándolo por encima del teléfono). Algo que hasta ahora solo podríamos achacar, y como leyenda urbana si cabe, a un Nokia 3310.