Huir nadando o corriendo de la guerra: las historias detrás del Equipo de Refugiados de Río
Proceden de distintos países y han tenido que buscar su hogar en muchos otros, pero hoy desfilarán en la ceremonia de inauguración de Río 2016 bajo la Bandera Olímpica. Estas son sus historias
Dos nadadores, dos judocas, un corredor de maratón y cinco corredores de media distancia. Podría ser el equipo olímpico de cualquier pequeño país, pero en realidad es un combinado compuesto diez hombres y mujeres de distintas nacionalidades con un solo nexo en común: todos son refugiados.
Los Juegos Olímpicos de Río dan el pistoletazo de salida este viernes y, por primera vez en la historia, contarán con un Equipo Olímpico de Atletas Refugiados. Su participación, autorizada desde comienzos de este año por el COI, es un gesto para dar visibilidad a la situación de los más de 65 millones de refugiados que hay en en el mundo según los datos de ACNUR, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, que impulsó la idea de esta representación.
El equipo está formado por cinco sudaneses del sur, dos sirios, dos congoleños, y un etíope. Todos ellos con historias forzadas por las guerras africanas o la crisis de los refugiados que ha obligado a Europa a mirarse en el espejo en los últimos meses. Sus historias, difundidas por ACNUR en una serie de entrevistas, aparecen aquí ordenadas conforme a su primera fecha de competición en los Juegos Olímpicos de Río.
Yusra Mardini, 18 años, Siria. Natación: 100 metros estilo mariposa y libre
Cuando Yusra Mardini debute en los Juegos Olímpicos de Río lo hará con la convicción de que ya dio las brazadas más importantes de su vida un año y medio antes. Porque aunque competirá tanto en 100 metros libres como en mariposa, antes nadó para salvar su vida cruzando el Egeo.
Con 17 años Yusra fue una de los miles de sirios que se lanzaron al mar en busca de un destino mejor en Europa tras huir de su Damasco natal por la Guerra de Siria.
Su barca partió de las costas de Turquía con unas veinte personas y, apenas una hora y quince minutos después, se paró y comenzó a llenarse de agua.
“Habría sido horrible si se hubiera ahogado alguien de nuestro bote”, contaba Mardini a ACNUR
Ella, su hermana mayor, y otros dos jóvenes que sabían nadar, se las arreglaron para remolcar la embarcación hasta la isla de Lesbos. Desde allí, cruzó los Balcanes hasta establecerse en Berlín en septiembre de 2015, donde con la ayuda de un grupo de apoyo para refugiados recuperó sus entrenamientos de natación en el club Wasserfreunde Spandau 04 de la capital alemana.
Allí ha seguido entrenado hasta ser elegida para el Equipo de Refugiados. Y no es una don nadie. Con solo 14 años ya había representando a Siria en el Mundial de Natación en piscina corta de Turquía en 2012.
Hoy, tiene una idea fija además de hacer el mejor papel posible en Río: "Quiero representar a todos los refugiados porque quiero demostrar a todo el mundo que, tras el dolor, tras la tormenta, llega la calma", decía a la organización de la ONU desde la piscina donde se ha estado entrenando en Alemania.
¿Cuándo podrás verla competir?: el sábado 6 en los 100 metros mariposa y el miércoles 10 en estilo libre.
Rami Anis, 25 años, Siria. Natación: 100 metros libre y mariposa
Al igual que Yusra, Rami Anis es otro de los muchos sirios que tuvieron que huir de su país. Personas que tenían sus oficios, sus aficiones comunes y una vida estable. En el caso de Anis, su vocación venía de familia. Su tío había sido nadador internacional y desde pequeño se entrenó en las piscinas de Alepo, una de las ciudades más castigadas por el conflicto.
Al estallar la guerra, sus padres lo mandaron en un avión a Estambul, donde estudiaba su hermano. Sus buenas condiciones le permitieron entrar en la rama de natación del Galatasaray. Pero, al carecer de nacionalidad turca, quedó excluido de cualquier competición internacional.
“Pensé que iba a estar en Estambul un par de meses y que después volvería a mi país. Estar entrenando allí sin poder competir era como si alguien estudiara, estudiara y estudiara, pero luego no pudiera presentarse al examen”
Al final, decidió recorrer el mismo camino que tantos otros y subir a un lancha hinchable rumbo a Grecia. Llegó y desde allí consiguió trasladarse hasta Gante (Bélgica), donde comenzó a entrenar con la antigua nadadora olímpica Carine Verbauwen. Obtuvo la marca mínima y estará en Río de Janeiro. Y avisa: “con la energía que tengo, estoy seguro de que puedo lograr los mejores resultados”.
¿Cuándo podrás verlo competir?: el martes 9 y jueves 11 de agosto
Yolande Bukasa Mabika (28 años) y Popole Misenga (24), de la República Democrática del Congo. Judocas femenino y masculino respectivamente: peso medio
La historia de Yolande Bukasa y Popole Misenga va ligada desde su suplicio hasta su liberación. Ambos se separaron de sus respectivas familia siendo niños, en medio de todos los conflictos que asolaron el antiguo Zaire y que solo entre 1998 y 2004 dejaron más de cuatro millones de muertos.
Fueron rescatados y trasladados a un centro para niños desplazadas donde comenzaron a practicar judo. Fue una vía de escape para ambos. Se convirtieron en profesionales, y fueron los dos únicos representantes de su país en el Mundial de Judo de 2013, que tuvo lugar Brasil.
Pero la República Democrática del Congo seguía y sigue siendo uno de los países más virulentos y corruptos de África. Al llegar a Brasil, sus entrenadores y superiores se dedicaron a quedarse con sus bonos de comida e incluso cuentan que los encerraban tras los entrenamientos. En ese momento, y tras caer derrotados por las malas condiciones en las que estaban, tomaron la decisión que a la postre les llevaría a las Olimpiadas: se escaparon y pidieron el asilo como refugiados.
“Un niño necesita una familia que le diga lo que debe hacer, pero yo no la tenía. El judo me ayudó a tener serenidad, disciplina y compromiso. Este deporte me lo ha dado todo”, contaba Misenga a Acnur
Ambos han estado entrenando desde entonces en la escuela de judo fundada por Flavio Canto, antiguo medallista olímpico.
“Como su entrenador te diré que lucharán por una medalla. Pero ellos ya han ganado una medalla de oro, la medalla social, la de la transformación, la de la humanidad”, decía su entrenador en la rueda de prensa de presentación del Equipo de Refugiados Olímpicos.
“Espero que nuestra historia sea un ejemplo para todo el mundo. Quizás mi familia me verá y podamos volver a reunirnos”, dice Yolande, unas palabras que se pueden hacer extensibles también a su compañero Popole Misenga quien esta semana, en su presentación, rompió a llorar al recordar a su familia, a la que no ha visto en 18 años.
¿Cuándo los podrás ver competir?: A partir del miércoles 10 de agosto
Yiech Pur Biel, 21 años, Sudán del Sur. Correrá en 800 metros
Sudán del Sur es el país que más atletas aporta al Equipo Olímpico de Refugiados. Tantos (5) que se da la paradoja de que su Estado natal, reconocido por primera vez para participar en unos Juegos tras su independencia en 2011, tiene menos, apenas tres.
La historia de Sudán del Sur, plagada siempre de guerras, ha estado en los últimos años marcada por la violencia entre clanes rivales. No es de extrañar que Kenia, uno de sus vecinos, acoja varios de los centros de refugiados más grandes del planeta. En concreto, todos los atletas sursudaneses reconocidos como refugiados proceden del campo de Kakuma.
“Sentimos que somos parte del mundo, como seres humanos. Este es el comienzo de nuestras vidas, que serán cambiadas para siempre”
Uno de ellos es Yiech Pur Biel, quien disputará las competencias de atletismo en la categoría 800 metros. A sus 21 años, lleva más de diez viviendo como refugiado.
¿Cuándo podrás verlo competir?: viernes 12 de agosto
Anjelina Nadai Lohalith, 21 años, Sudán del Sur. Correrá los 1.500 metros
Anjelina Nadai no ha visto a sus padres desde que tenía 6 años, pero ha oído que siguen vivos. Por eso, cuando se enteró de la posibilidad de participar en las Olimpiadas, aceleró su ritmo de entrenamiento.
“Quiero ganar para construir a mi padre una casa mejor”
Supo que era buena en atletismo de casualidad, tras ganar una competición escolar en el campamento de refugiados donde ahora vive, también el de Kakuma. Con el tiempo, fue llamando la atención de entrenadores profesionales. Ahora, quiere hacerse un nombre en el atletismo para volver con su familia y darles una vida mejor.
¿Cuándo podrás verla competir?: sábado 13 de agosto
James Nyang Chiengjiek, 28 años, Sudán del Sur. 400 metros
James Nyang Chiengjiek cuenta que huyó de su país con 13 años porque en su región los ejércitos rebeldes estaban secuestrando menores para convertirlos en niños soldado.
Llegó a Kenia, y allí comenzó a entrenar con otros chicos de mayor edad. Al principio, no tenía calzado deportivo adecuado para correr y algunas veces pedía prestadas las zapatillas a otros chicos.
“Todos hemos tenido muchas heridas por llevar un calzado inadecuado pero al final lo compartíamos todo. Si tenías dos pares de zapatillas, por ejemplo, ayudabas al que no tenía ninguna”
“Algunos de nosotros hemos tenido esta oportunidad de ir a Río. Tenemos que echar la vista atrás y ver dónde están nuestros hermanos y hermanas. Si uno de ellos tiene talento, podemos invitarle a entrenar con nosotros y permitirle mejorar su vida”, señala a ACNUR.
¿Cuándo podrás verlo competir?: sábado 13 de agosto
Paulo Amotun Lokoro, 24 años, Sudán del Sur. 1.500 metros
Paulo Amotum era hasta hace pocos años un pastor de lo que entonces aún no era oficialmente Sudán del Sur. Cuenta que vivía ajeno a todo, hasta que la llegada del conflicto a la zona donde residía su familia con sus cabezas de ganado le obligó a marchar hacia Kenia.
“Fui uno de los refugiados que estaban allí, en el campamento, y ahora tengo en una situación que apenas me podía imaginar. Voy a conocer a tantas personas. Mi gente me verá en televisión, en Facebook”
En su caso, esta huida hacia delante provocó que rápidamente llamara la atención de los entrenadores keniatas, el país de los corredores por excelencia. Tras unos años en el campo de refugiados, marchó a entrenar a Nairobi bajo la tutela de Tegla Loroupe, campeona del mundo en tres ocasiones de media maratón.
Su talento y esfuerzo tuvo su recompensa cuando fue elegido.
¿Cuándo podrás verlo competir?: sábado 13 de agosto
Rose Nathike Lokonyen, 23 años, Sudán del Sur. 800 metros
Hace un año Rose Nathike no había competido en ninguna carrera. Salió de Sudán del Sur con diez años, y lleva toda la vida en los campos de refugiados keniatas, donde desde hace unos meses, se descubrió como una gran corredora.
“Representaré a mi pueblo en Río y quizás, si logro alcanzar mi objetivo, pueda regresar y organizar una carrera para promover la paz y unir a la gente”.
Al ser descubierta por ojeadores internacionales, fue puliendo su estilo. Primero corría 10 kilómetros y poco a poco, ha ido adaptándose hasta la media distancia. En Río competirá en 800 metros. Algo impensable, cuenta, para ella cuando comenzó a disputar sus primeras competiciones hace nada.
¿Cuándo podrás verla competir?: miércoles 17 de agosto
Yonas Kinde, de 36 años, Etiopía. Disputará la Maratón
Este etíope es el representante de mayor edad del Equipo de Refugiados. Llegó hasta Luxemburgo hace cinco años tras ser perseguido políticamente. Allí cuenta con el amparo de la protección internacional y se ha ido ganando la vida como un ciudadano más conduciendo un taxi. “Es una situación difícil,” dice de su vida en Etiopía. “Para mí es imposible vivir allí…sería muy peligroso”.
“Creo que enviará un mensaje claro sobre el hecho de que los refugiados, los jóvenes atletas, pueden obtener excelentes resultados”
Kinde ya era un buen corredor de maratones, pero desde hace un tiempo empezó a entrenar más en serio. El año pasado logró una marca de dos horas y 17 minutos, apenas cinco minutos más que la marca con la que Ghirmay Ghebreslassie ganó el oro en el Mundial de atletismo el año pasado.
Por el momento, no había podido competir de forma oficial en carreras europeas al no tener la doble nacionalidad. Ahora, sin embargo, será el último miembro del Equipo de los Refugiados en entrar en acción en la maratón del último día
¿Cuándo podrás verlo competir?: domingo 21 de agosto
La importancia del Equipo de Refugiados y sus antecedentes
Desde ACNUR recuerdan que estos Juegos Olímpicos, y en especial la participación de estos diez atletas suponen un momento muy importante para su campaña #ConLosRefugiados, en la que tratan de recabar un millón de firmas para entregárlas en la ONU a mediados de septiembre.
Para la selección de este equipo, el COI solicitó a los distintos comités nacionales que seleccionaran a atletas con potencial de participación que estuvieran reconocidos como refugiados por Naciones Unidas. “Se pasó de una selección previa a los diez elegidos finales. Están ahí por sus propios méritos, porque se requería también que tuvieran una marca mínima y, a efectos deportivos, serán como un equipo más de cualquier país con la única diferencia de que sus gastos corren a cargo del comité”, señalan a Epik desde la delegación de ACNUR en España.
En el movimiento Olímpico existían precedentes de este tipo, pero no con un equipo propio. Durante varias ediciones, algunos atletas habían particiado bajo la bandera olímpica al estar su país sancionado o en proceso de reconocimiento internacional. Ocurrió por ejemplo en Barcelona 92 con algunos atletas procedentes de la antigua Yugoslavia, o en Sidney 2000 con cuatro deportistas de Timor Oriental.
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