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Dos pacientes tratados con CAR-T llevan más de 10 años curados de sus leucemias

Diez años después de recibir el tratamiento CAR-T, no hay rastro de leucemia en la sangre de dos pacientes. “Es algo excepcional”, señalan los expertos.

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Dos pacientes tratados con CAR-T llevan más de 10 años curados de sus leucemias
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A pesar de que los oncólogos son muy cuidadosos a la hora de hablar de la cura del cáncer, Carl June, inmunólogo de la Universidad de Pensilvania, explicó en una rueda de prensa que, basándose en los resultados del tratamiento experimental CAR-T, “podemos decir que las CAR-T pueden curar a pacientes [de cáncer]; 10 años después no se han podido encontrar células de leucemia en su sangre”.

David Porter era médico del Hospital de la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos) cuando diagnosticó a Doug Olson, por aquel entonces de 49 años, una leucemia linfática crónica, un cáncer en la sangre. Después de años de quimioterapia, Porter vio que la tradicional técnica no frenaba lo suficiente el avance de las células tumorales y planteó a Olson incorporarse a un ensayo clínico que estaba a punto de comenzar: la técnica CAR-T.

Según explica El País, la técnica consiste en “extraer sangre de los pacientes, seleccionar los linfocitos T, un tipo de glóbulos blancos que defienden al organismo ante todo tipo de ataques, y rediseñarlos en un laboratorio mediante ingeniería genética para que reconozcan a las células tumorales y las aniquilen”. Es decir, enseñar al sistema inmune a identificar las células malignas y destruirlas.

Sin rastro de leucemia 10 años después

Si podemos titular así es gracias a las palabras de June, el inmunólogo que llevó a cabo el ensayo. CAR-T “puede curar a los pacientes” por una sencilla razón: 10 años después de recibir el tratamiento, no hay rastro de leucemia en la sangre de Olson y de Bill Ludwig, otro paciente al que también se le hizo un seguimiento. Los resultados del estudio de seguimiento han sido publicados este miércoles en la revista Nature.

El Hospital Clínic de Barcelona también llevó a cabo otro tratamiento experimental de CAR-T, mediante el cual 18 de 30 pacientes con mieloma múltiple (otro tipo de cáncer en la sangre) vieron como la enfermedad desaparecía de sus cuerpos. En todo caso, los expertos son muy cautelosos con el cáncer: Carlos Fernández de Larrea, uno de los responsables del ensayo del Clínic de Barcelona, cree que una remisión de 10 años como la de Olson “es algo excepcional”.

Por otro lado, el estudio mencionado y publicado en Nature señala que CAR-T “ha demostrado potencial para el tratamiento de varios tipos de cáncer”, pero “se sabe poco sobre el potencial a largo plazo y la estabilidad clonal de las células infundidas”.

¿Cuál es el precio por paciente?

En el ensayo estadounidense ocurrió algo que sorprendió a los investigadores: los linfocitos CD4, que tienen una función de control, se sumaron a los CD8, los encargados de destruir las células tumorales. Esto ayudó a controlar la enfermedad y su expansión. “Esto ha pasado de una forma aleatoria, pero ojalá pudiésemos diseñar alguna estrategia molecular para que todos los CAR-T fuesen así”, señala Fernández de Larrea.

CAR-T es una carrera de fondo. Queda mucho para que esta técnica funcione y sea aplicable para todos. En primer lugar, porque “no funciona para todo el mundo”, según Porter. Y, por otro lado, por el coste que supone: unos 300.000 euros por paciente para los tratamientos comerciales y en torno a 90.000 euros por paciente en las alternativas públicas, como la del Hospital Clínic de Barcelona. “Los expertos confían en que, como ha sucedido con muchos otros fármacos, la industrialización del proceso reduzca su precio”, asegura El País.

De momento, la técnica CAR-T es tan solo una alternativa para los pacientes que han agotado las opciones principales, como quimioterapia o algunas inmunoterapias de primera línea. “Este estudio nos está empezando a enseñar cómo y por qué funciona y nos puede ayudar a hacerlo funcionar en más gente”, señala Porter.

Los investigadores no tenían grandes esperanzas en el funcionamiento de un tratamiento que ha acabado sorprendiendo a todos. “Con esta terapia ha pasado lo contrario que con la mayoría, acabó funcionando mejor en los humanos que en los ratones que se utilizaron para las pruebas previas”. Los resultados son, como poco, esperanzadores.