Coronafobia, un nuevo miedo que ha surgido a partir de la pandemia que ya cumple dos años. Miedo a situaciones que antes no nos suponían nada más que la rutina. Un miedo que nos hace estar vivos, una adaptación de nuestra mente. 

Las fobias, cualesquiera, tienen como punto de partida la emoción básica de miedo, y tienen una función adaptativa para la supervivencia, ya que nos permite detectar amenazas inminentes reales y generar una respuesta ante ellas. 

Pero cuando dicho miedo afecta de forma negativa en nuestra vida cotidiana, en alguno de los ámbitos de nuestra vida por considerarse persistente, desproporcionada, irracional e infundada si se analiza racionalmente, pierde el carácter adaptativo.

Según la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM V), de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, la fobia es el miedo, la ansiedad o la evitación que causa malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.

Miedos y trastornos 

Por eso la fobia en un problema de salud mental. No ayuda tampoco las medidas que se han tomado, que aunque han podido salvar la vida de muchísimas personas, también nos han hecho aislarnos. Y, tal vez, aumentar la ansiedad, el miedo, incluso miedo a la rutina de salir de casa. 

Han surgido así, asociado directamente al aislamiento social más casos de agorafobia, un trastorno de ansiedad fóbica en el que la persona experimenta un miedo intenso ante lugares o situaciones de los cuales sería difícil huir o pedir ayuda en caso de urgencia. Y, por otro lado, el aislamiento también puede llevar asociada una afectación negativa de las habilidades sociales, con una mayor propensión a la fobia social.

Junto al miedo social, ha surgido un miedo a todo lo relacionado con el miedo excesivo al contagio, llegando a convertirse en un trastorno obsesivo compulsivo (TOC), otra alteración relacionada con la ansiedad cuyos síntomas pueden verse exacerbados en el contexto de la pandemia.  

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El problema del miedo extremo

España afrontó en 2021 su máximo histórico de suicidios: casi 4.000 personas acabaron con su vida, lo que se convierte en el peor dato desde que se tienen registros. Las franjas de edad más críticas y que concentran más casos son las de 30 a 39 años y de 50 a 59 años. Sin embargo, se han disparado los casos de mujeres (+ mil / año), las de ancianos (crecieron un 20%) y las de niños menores de 15 años (el doble que en 2019), según datos de la Fundación para la Prevención del Suicidio.

A estas cifras hay que sumarle que los centros de salud mental están colapsados, y desde la Sociedad Española de Psiquiatría denuncian que la ratio de profesionales está por debajo de la media europea, así como que el aumento de casos ha desbordado un sistema que ya era precario. Y es que el tiempo de espera medio para acceder a consulta de psiquiatría en el sistema de sanidad pública ronda los 3 meses. Mucho para una persona desesperada que maneja la idea de quitarse la vida.