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Los expertos señalan el principal motivo de la "derrota" frente a la nueva variante Ómicron

Esta nueva variante se está expandiendo a gran velocidad por los países del sur de África y ya se han detectado casos confirmados en Europa.

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Los expertos señalan el principal motivo de la "derrota" frente a la nueva variante Ómicron.
LUC GNAGO REUTERS

La fulgurante aparición de la variante ómicron en el sur de África, concretamente en Sudáfrica y Botsuana, y su rápida expansión entre la población han provocado que Estados Unidos y la Unión Europea hayan cerrado las fronteras para los vuelos procedentes del sur del continente africano. "Europa está intentando vacunar al 80% de sus ciudadanos. Estados Unidos quiere vacunar a toda su población. Acabarán la vacunación, impondrán restricciones a los viajes y entonces África se convertirá en el continente del COVID", pronosticaba en marzo el virólogo camerunés John Nkengasong.

El director de los Centros de África para el Control y la Prevención de las Enfermedades no se equivocó. La principal razón del riesgo que supone esta variante, que tiene más de 30 mutaciones, es la bajísima tasa de vacunación en el tercer mundo. Solo tres de cada 100 personas han recibido la pauta completa de vacunación contra el COVID en los países más pobres del planeta, según datos recopilados por la Universidad de Oxford. Un año después de que se empezaran a comercializar vacunas seguras y eficaces, la cifra de vacunados en África es del 7%.

Sin embargo, hay países donde la vacunación ha sido anecdótica. Por ejemplo, en Burundi (0,0025%), República Democrática del Congo (0,06%) y Chad (0,42%) ni se acercan al 1% de la población vacunada. Cada enfermo sin vacuna multiplica las posibilidades de que el COVID vire azarosamente en una variante más contagiosa o virulenta. Según la OMS, cada semana se producen tres millones de infecciones en el mundo. No obstante, advierten de que en África apenas se detecta uno de cada siete casos reales.

Los países ricos abandonan a los pobres

"Cada día se ponen seis veces más dosis de recuerdo en los países ricos que primeras dosis en países de bajos ingresos. Es un escándalo que debe terminar ya", ha denunciado Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS. "Nadie está a salvo hasta que todos estemos a salvo", ha sentenciado en más de una ocasión el biólogo etíope. Otra viróloga de la OMS, Nicksy Gumede-Moeletsi, advierte de que "mientras sigamos teniendo una cobertura de vacunación tan baja, especialmente en África, brindaremos la posibilidad de que las variantes se diseminen".

Los frágiles sistemas sanitarios del continente africano y una logística deficiente que impide que lleguen los fármacos en condiciones óptimas suponen un grave obstáculo para la vacunación en estos países. Sin embargo, el gran problema proviene del acaparamiento de dosis por parte de los países desarrollados. Las grandes potencias económicas se comprometieron a donar 2.000 millones de dosis a estos países, pero la realidad es que solo se han entregado 400 millones, cinco veces menos, según los datos recogidos hace un mes por el Consejo de Relaciones Exteriores estadounidense.

Afrigen Biologics, compañía sudafricana apoyada por la OMS, está intentando copiar la fórmula de la vacuna del laboratorio estadounidense Moderna. No obstante, ha reconocido que la tendrá lista hasta, al menos, otoño de 2022. "Dos empresas retienen al mundo como rehén", ha denunciado Tom Frieden, exdirector de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU, en referencia a Pfizer y Moderna.

¿Cuál es la solución?

"No hay que hacer nada radicalmente nuevo, sino extremar las medidas ya disponibles: mascarilla, ventilación, distancia... La vacunación limita el avance de la infección, por lo que ayudaría a contenerlo", explica la viróloga Isabel Sola, codirectora de una vacuna experimental en el Centro Nacional de Biotecnología madrileño. Sola incide en que "para evitar que aparezcan variantes lo elemental es limitar las infecciones, para que el virus no tenga la oportunidad de multiplicarse y cambiar".

"Lo importante es que los países tengan la capacidad de detectar esas variantes y que lo comuniquen rápido, como ha hecho Sudáfrica. No para crear alarmismo, pero sí para aumentar nuestra vigilancia y poder valorar si realmente es una variante que puede cambiar la cara de la epidemia", asegura Iñaki Comas, biólogo del Instituto de Biomedicina de Valencia, que alaba a los científicos sudafricanos. "Por eso es importante invertir en estos países: identificar allí es prevenir aquí", sentencia.