Todas las noticias que llegan sobre el volcán de La Palma son rocambolescas e inesperadas. Hace tan solo unos días que los terremotos han comenzado a descender, pero se han registrado 125 nuevos seísmos. Un dato muy elevado, dice el Instituto Geográfico Nacional.

Los gases aumentan y ayer las emisiones de dióxido de azufre alcanzaron las 31.300 toneladas. La erupción no se detiene. Estaciones situadas más al norte de la isla registran señales de deflación. Las deformaciones continúan, pero no muestran apenas variaciones. Y, por si fuera poco, aparecen nuevos elementos como el azufre elemental, que ha teñido el cono del volcán de verde.

Esta nueva aparición apunta a un “cambio claro” en la dinámica del volcán e “implicaría que la componente magmática del gas está bajando", según el Instituto Volcanológico de Canarias (INVOLCAN). "Este hecho no implica un final de la erupción, pero sí un cambio claro en su dinámica", recalca INVOLCAN en su publicación en redes sociales.

Estabilidad volcánica y misma superficie afectada

Desde el Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca) y el Servicio de Vulcanología del Instituto Geográfico Nacional (IGN), se ha informado de que el volcán presenta una variabilidad “muy fuerte”, a pesar de que este mantiene cierta estabilidad desde hace varios días. La situación es clara: el volcán parece mostrar algo de sosiego, si bien sigue activo, “emitiendo lava y en un proceso de reajuste interno”, ha explicado este viernes Carmen López, directora del Servicio de Vulcanología del IGN.

La superficie afectada por la lava no ha variado durante las últimas horas. La lava no fluye con la intensidad anterior y, por eso, no se mueven los frentes de las coladas, aunque se siguen produciendo "pulsos intensos", ha explicado López. La falta de avance de la lava se constata en que las edificaciones afectadas no han aumentado, de acuerdo con los datos del sistema europeo de medición por satélite Copernicus, y se elevan a 2.714, de las que 2.581 están destruidas, ha dicho Rubén Fernández.

Limpieza de ceniza volcánica

Si bien la superficie afectada se mide según la extensión de las coladas de lava, hay otro elemento que también influye de forma directa al paisaje de La Palma: la ceniza volcánica. La nube de ceniza alcanza una altura de 3.500 metros, de acuerdo con el informe científico diario del Pevolca. Después se depositan por toda la isla. En algunos lugares de la superficie de La Palma este elemento alcanza los dos o tres metros de altura e incluso cubren casas enteras. Emilio Morenatti, ganador del premio Pulitzer de Fotografía en 2021, retrata cómo la ceniza entierra día a día a la ‘isla bonita’.

Ante esta situación, efectivos de Bomberos y de la Unidad Militar de Emergencias (UME) van a emprender labores de limpieza y saneamiento, utilizando maquinaria pesada, tanto para mejorar los accesos a la zona sur como para eliminar las acumulaciones de cenizas.

El volcán, bajo un “proceso de reajuste interno”

"El volcán no está parado, está emitiendo lava, hay un proceso de reajuste interno que hace que haya una sismicidad todavía muy intensa y una señal de tremor asociado al funcionamiento de este sistema de emisión de material. La estabilidad no significa que el volcán esté parado sino que tiene un comportamiento similar en estos días” ha aclarado López este viernes.

Así, las noticias que expulsa Cumbre Vieja son repentinas e insospechadas. Los expertos lo han dejado claro. La variabilidad del volcán es muy fuerte Todo puede ocurrir. Ni la estabilidad que presenta ni el lento avance de las coladas de lava implican el fin de la erupción. Tampoco el “cambio claro” en la dinámica del volcán debido a la presencia de azufre elemental. Una vez más, todo queda a la espera de que la naturaleza decida.