ERUPCIÓN LA PALMA

Mazazo con el fin de la erupción

500 toneladas diarias de azufre es lo deseado, y ahora mismo el volcán expulsa 29.400 toneladas) para poder hablar de una extinción próxima de la erupción.

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Mazazo con el fin de la erupción
BORJA SUAREZ REUTERS

No está deteniéndose la erupción ni hay signos que puedan indicar que va a terminar la pesadilla. Se han registrado datos que nos llevan a mitad de octubre, pero nada más, y es lo que los expertos quieren transmitir.

Por ejemplo, si hablamos de los terremotos, en los últimos días han descendido, pero aun así se han registrado 99 seísmos, y la tendencia no es clara. En las últimas 24 horas se han registrado 125, un dato muy elevado, según afirman desde el Instituto Geográfico Nacional.

Si miramos el dato de la deformación del terreno, “las estaciones más cercanas a la erupción siguen mostrando parámetros muy estables, como en los últimos días, sin apenas variaciones. No se puede extraer ninguna conclusión nueva.

Y en las estaciones más lejanas, las que no están en la zona de exclusión o están más al norte de la isla, sí se aprecia desde hace ya un tiempo una señal de deflación, compatible con que se ha ido expulsando lava por el edificio volcánico”, señala el ingeniero y volcanólogo del Ministerio de Medio Ambiente, Rubén López.

Aumenta la emisión de gases

La actividad del volcán de La Palma se incrementó ayer con un repunte en la emisión de dióxido de azufre (SO2) medido en el penacho, hasta las 29.400 toneladas diarias, y un ligero aumento del tremor para situarse en niveles medios, según comentó la portavoz del comité científico del Plan de Emergencia Volcánica de Canarias (Pevolca), Carmen López, quien con todo, ha indicado que pese a este "pulso" en la emisión de SO2, la evolución temporal de las mediciones refleja una tendencia descendente. Pero nada más. Ahora se espera la consolidación de esos datos.

El horizonte son 500 toneladas diarias para poder hablar de una extinción próxima de la erupción”, afirma volcanólogo del Ministerio de Medio Ambiente. "Somos los primeros que queremos que se acabe, pero no ayudamos dando falsas esperanzas ", advierte el experto vulcanólogo Stavros Meletlidis, quien recuerda el parón que tuvo el volcán el 27 de septiembre, y cuyas consecuencias fue volver a erupcionar con más fuerza.