Los ríos de lava que emanan de la erupción de La Palma están discurriendo por un pasadizo subterráneo, un tubo que se ha formado dentro de la colada principal. Este tubo es una cueva volcánica formada en el interior de la colada que está encauzando la nueva lava desde al menos la mitad de dicha colada hasta casi su desembocadura en el mar.

Estas galerías subterráneas conservan el calor y facilitan que la lava circule más fluida y rápida hacia el agua. Se crean cuando el material magmático que surge del interior de la tierra está muy líquido y pasa por áreas en las que la topografía no es muy accidentada.

Estos fenómenos geológicos son muy comunes en Canarias, donde pueden encontrarse varios ejemplos de antiguos tubos lávicos que hoy se muestran como cuevas en la superficie. La Cueva del Viento, en Tenerife, o los Jameos del Agua, de Lanzarote, son dos ejemplos de estas cavidades volcánicas que pueden encontrarse en el archipiélago.

Pérdida de gases

Los tubos volcánicos son estructuras geológicas que provocan que la lava se encuentra más protegida de la desgasificación, aunque este proceso químico puede seguir produciéndose, como señala Vicente Soler, vulcanólogo del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología (IPNA-CSIC), en declaraciones que recoge el Periódico de Catalunya.

“Hay pequeñas roturas en el techo, por puntos discretos, que generan que las lavas pierdan gases”, explica Soler. Estos huecos que se crean son los conocidos como jameos, palabra canaria que hace referencia a los agujeros que se producen en estas cuevas subterráneas como consecuencia del hundimiento del techo volcánico.

“Por ahí se produce una fuerte desgasificación”, afirma Vicente Soler en El Periódico de Catalunya al referirse a la situación que está teniendo lugar en La Palma, isla que suma ya veinte días desde que el volcán de Cumbre Vieja comenzó su erupción.