El bulo sobre la moneda pegada en el brazo y la vacuna de la COVID
La vacuna contra el coronavirus no produce una atracción magnética en nuestro cuerpo. La grasa, sudoración e hiratación son las que provocan el efecto imantador.
El ritmo de la vacunación en España va sobre ruedas. A 24 de julio de 2021, más de 25 millones de personas ya han recibido la pauta completa de la vacuna contra el coronavirus, lo que supone en torno al 53,5% de la población, según los datos ofrecidos por el Ministerio de Sanidad. Por otro lado, unas 30.500.000 personas ya tienen al menos una dosis, lo que representa el 64,3% del total de habitantes del país.
Desde que la vacunación comenzó en España, y especialmente en los meses de mayo y junio, hemos visto decenas de vídeos de personas que muestran a personas colocándose un tenedor, una cuchara, un imán o incluso una moneda en el brazo. Estos objetos se quedan pegados en la piel debido a las "supuestas" propiedades magnéticas de las vacunas contra el coronavirus. Pero se trata de un bulo.
Haría falta un implante con propiedades magnéticas debajo del brazo
Así, la web de factchecking Newtral ha desmentido y explicado este bulo. Jordi Sort, físico que lidera el Grupo de Materiales Inteligentes de Nanoingeniería, Nanomecánica y Nanomagnetismo en la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados (ICREA), señaló a Newtral que para que una moneda se pegase sobre el brazo haría falta introducir un implante debajo de la piel “con una cantidad suficiente de material ‘magnético’ para que atrajera un imán”.
“Imaginemos que ponemos unas cuantas partículas de hierro sobre un papel y que por debajo acercamos un imán. La cantidad de partículas de hierro que se necesitaría para compensar el peso del propio imán (y que este no se cayera por el peso de la gravedad) sería bastante grande. El líquido de las vacunas (con los metales que se necesitarían para causar ese efecto) no sería ni siquiera transparente”, indicó el físico a Newtral.
La prueba de los polvos de talco
Según explica el El Diario de Navarra, ninguno de los componentes de la vacuna (que son públicos) provocan atracción magnética. En el caso de que si generase atracción magnética, la cantidad necesaria para provocarla no cabería en el líquido que tiene una vacuna. De esta forma, el periódico señala que dependiendo de la grasa, la hidratación o la sudoración de la piel, el objeto quedará pegado o no a nuestra piel.
Por ello, El Diario de Navarra señala que la prueba definitiva consiste en echar polvos de talco sobre la piel y probar a pegar una moneda o un objeto metálico sobre ella. Si la imantación existiese de verdad, estos objetos se quedarían pegados de igual forma sobre nuestra piel.