El estadounidense Joe Ligon fue excarcelado en febrero tras pasar casi 70 años en prisión, siendo la persona que más tiempo ha estado entre rejas en Estados Unidos después de haber sido detenido y condenado a cadena perpetua cuando era menor de edad al declararse culpable de cargos relacionados con un robo y acuchillamiento a varias personas en Filadelfia junto a otros cuatro adolescentes.

Su historia refleja la dureza de la justicia penal contra los menores en Estados Unidos, donde hasta 2005 ni siquiera estaban exentos de la pena de muerte. Asimismo, su abogado, Bradley Bridge, quien propuso a Ligon luchar por su libertad, explica la injusticia cometida en el juicio de su cliente. “En el juicio no tuvieron demasiado cuidado en demostrar que Ligon estaba con los chicos que mataron a dos hombres y él no es legalmente responsable de eso. En 1953 no prestaron la misma atención a eso que la que se prestaría hoy”, señala en El País. Así, añade que, si hubiera sido juzgado actualmente, “hubiese sido hallado culpable de agresión y tentativa de homicidio probablemente y hubiese recibido una condena de cinco a 10 años de cárcel”.

Entrada y vida en prisión

Ligon nació el 3 de mayo de 1937 en Alabama. Se crio recogiendo algodón y ayudando a sus abuelos con el ganado. A los 13 años, cuando su familia se mudó a Pensilvania, empezó a ir al colegio, pero no resultó muy fructífero. Y pocos años después llegó aquel fatídico momento. El 20 de febrero, él y un grupo de chicos, todos menores, se emborracharon y comenzaron a asaltar a gente por la ciudad. Joe reconoce que atacó a varias personas, pero asegura que no mató a nadie, aunque en el juicio se declaró culpable. Cuatro de los cinco jóvenes fueron juzgados a la vez y condenados por asesinato. Cumplió los 16 antes del juicio, pero ya estaba entre rejas.

Entró en la cárcel en 1953, cuando tenía 15 años, y ahí permaneció hasta 2021. De hecho, pasó por seis cárceles, de las que muchas cerraron y una, la Eastern State, se convirtió en un museo de Halloween. Siempre ha preferido estar solo, ya que disfruta consigo mismo. “Nunca he estado solo, pero soy un solitario. Prefiero estar solo el mayor tiempo que sea posible. En prisión estuve en una celda solo todo este tiempo, desde el momento de mi arresto hasta mi liberación”, contó a la BBC. “Eso ayuda a las personas como yo, que quieren estar solas. Yo era el tipo de persona que, una vez que entré en la celda y cerré la puerta, no vi ni escuché nada de lo que sea que estaba sucediendo. Cuando nos permitieron tener radio y televisión, esa era mi compañía”, añadió.

Cuando ingresó en prisión, todavía era analfabeto, pero durante estos años aprendió a leer y escribir. También tuvo tiempo de hacerse boxeador y se enorgulleció de mejorar sus habilidades de limpieza. Sin embargo, estar encerrado conllevó vivir aislado los peores momentos de su vida: la pérdida de sus padres y enfermar de cáncer. Pero se recuperó de todas las tragedias. Desde allí conoció también el mundo, aunque no pudiera viajar. “Las noticias de las cinco de la tarde te llevaban de viaje por el mundo. No he estado en ningún lugar más que Alabama y Pensilvania, pero me ponía cada día delante de la tele y veía el mundo”, cuenta.

Rechazó la condicional en varias ocasiones

El Tribunal Supremo aplicó forma retroactiva una sentencia previa, de 2012, que consideraba inconstitucionales las cadenas perpetuas para menores sin opción a libertad condicional en sentencias obligatorias, con lo que los condenados debían recibir nuevas sentencias. Ligon, podía pedir la condicional, pero lo rechazó, pese a que varios abogados le sugirieron que lo hiciera. “Me gusta ser libre. Con la libertad condicional, tienes que ver a la gente en libertad condicional de vez en cuando. No puede salir de la ciudad sin permiso de libertad condicional. Eso es parte de la libertad para mí”, explicó en el medio Philadelphia Inquirer.

Puesto en libertad 68 años después

En lugar de eso, Bridge luchó durante tres años para que liberaran a Ligon con el tiempo cumplido, hasta que lo consiguió. El 13 de noviembre de 2020, una juez anuló su cadena perpetua y estableció que, salvo que le sentenciasen de nuevo, debía ser excarcelado en 90 días. Finalmente, fue puesto en libertad el 11 de febrero de 2021, con 83 años, de los 68 los había vivido entre rejas. Salió acompañado por una docena de grandes cajas de archivos, unas diez cajas más de lo que normalmente permiten las regulaciones. “Soy un tipo especial”, aseguró. “Supongo que acumula muchas cosas en 68 años”, comentó, por su parte, Bradley Bridge.

Una vez en libertad, siente que ha sido como “nacer de nuevo”. Lo que más le ha impresionado han sido la altura de los edificios de Filadelfia: “Estoy mirando todos los edificios altos. Todo esto es nuevo para mí. Esto nunca existió”. Ahora, su propósito es encontrar trabajo: “Voy a hacer lo mismo que he estado haciendo toda mi vida. Que me den un trabajo de limpieza, como conserje”.