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Las carreteras más peligrosas de España: ¿cuáles son y dónde se encuentran?

El tramo de vía convencional más preocupante está en el kilómetro 245 de la N-2 (Zaragoza), con un índice de peligrosidad 686 veces superior a la media nacional.

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Las carreteras más peligrosas de España: ¿cuáles son y dónde se encuentran?
Marcial Guillén EFE

España ha logrado reducir en un 80% las víctimas mortales en las carreteras durante los últimos 30 años, pasando de 9.344 en 1989 a 1.755 en 2019, según recoge el libro ‘Del Infinito al Cero: Así lo hicimos’. No obstante, todavía se producen numerosos accidentes de tráfico, especialmente en la época estival, cuando se incrementan notablemente los viajes. Por ejemplo, para los próximos meses de julio y agosto, la Dirección General de Tráfico (DGT) prevé hasta 91,2 millones de desplazamientos, una movilidad parecida a la que hubo durante la campaña de verano de 2019.

Como consecuencia, aumenta el riesgo sucesos trágicos que pueden resultar mortales. Algunos de ellos está provocados por la conducción temeraria de las personas, pero también pueden deberse al mal estado en el que se encuentran ciertas carreteras españolas. El último informe de Automovilistas Europeos Asociados (AEA), que analiza la peligrosidad de la Red de Carreteras del Estado entre 2015 y 2019, advierte de que hay 500 tramos de carretera que representan un potencial riesgo para los conductores, “cuyo índice de peligrosidad medio registrado en el quinquenio 2015-2019 ha sido, como mínimo, diez veces superior al de la media nacional. En ellos se han contabilizado 1.685 accidentes y 2.523 víctimas”.

El kilómetro 245 de la N-2 (Zaragoza), es el más peligroso

Para extraer sus conclusiones, AEA ha tenido en cuenta los tramos de un kilómetro con IPM igual o superior a 100 en los cinco últimos años, es decir que fuera diez veces superior al de la media nacional (que era del 9,5% en 2019). Así, el organismo ha determinado que el tramo de carretera convencional más peligroso de España se encuentra en la provincia de Zaragoza, en el kilómetro 245 de la N-2, con un índice de peligrosidad de (IPM) de 6.523,2, una cifra 686 veces superior a la media nacional.

Por su parte, el tramo con un mayor número de accidentes y víctimas es el kilómetro 12 de la A-55, a la altura de Mos (Pontevedra), con 108 accidentes y 194 víctimas. Le siguen el kilómetro 0 de la autovía A-77 (Alicante), con 100 accidentes y 128 víctimas, y el situado en el kilómetro 17 de la autovía T-11 (Tarragona) con 95 accidentes y 155 víctimas.

Autopistas de peaje: las vías más seguras

Por último, el estudio señala que las autopistas de peaje son las vías más seguras para circular, aunque también advierte de que se han detectado 100 tramos con un IPM cuatro veces superior a la media nacional (5,9), en el que se registraron un total de 641 accidentes y 1046 víctimas, la mayoría de ellos leves (988), frente a los 1.064 accidentes y 1.576 víctimas contabilizados en los 50 tramos de autopistas que se analizaron en el informe anterior.

En este tipo de carreteras, el tramo más peligroso está ubicado en el km 20 de la AP-41 (Toledo), con un IPM de 242,2, el cual supera en 43 veces el índice nacional medio. Por otro lado, el kilómetro 146 de la AP-7 (Barcelona) es el tramo que mayor número de accidentes ha tenido, con 95 siniestros y 161 víctimas, de las que 159 fueron de carácter leve.

Falta de inversión

El deterioro de las vías, y la peligrosidad que ello conlleva, se debe principalmente a la falta de inversión en conservación por parte de las distintas administraciones, según señala en otro informe la Asociación Española de la Carretera (AEC), está provocando el deterioro progresivo de las infraestructuras viarias. El déficit de estas infraestructuras ha aumentado un 5,7% en dos años, siendo calificado su estado en líneas generales como “muy deficiente”.

El documento calcula que para revertir esta situación se necesitaría inversión mínima de 7.463 millones de euros. Solo en la red de carreteras dependiente del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, los recursos destinados a conservación y seguridad vial se han visto reducidos en un 76% entre 2009 y 2019.