Desde este sábado 26 de junio, la mascarilla deja de ser obligatoria en exteriores siempre y cuando podamos mantener el metro y medio de distancia y no nos encontremos en lugares donde se pueden generar aglomeraciones. Además, en espacios cerrados como el transporte público o en tiendas seguirá siendo necesario su uso.

Por tanto, aunque el tapabocas ya no sea necesario cuando estemos al aire libre, deberíamos llevar uno siempre con nosotros, pues nos podemos encontrar en situaciones en que sea obligatorio su uso, y por tanto nos podremos enfrentar a una multa si no nos la ponemos.

Preferiblemente en bolsas de tela o papel

Desde que comenzó la pandemia, hemos visto como las mascarillas se han guardado en multitud de sitios. Codos, bolsillo, bolsos, cadenas que cuelgan del pecho… existen infinidad de posibilidades dónde alojar la mascarilla cuando no la utilizamos, aunque casi todas son incorrectas ya que contaminamos el tapabocas.

Los expertos coinciden en que la mejor manera de guardar las mascarillas es en bolsas de tela o de papel, pues estas son transpirables y permitirán que el tapabocas se seque si está húmedo. Lo ideal, en todo caso es que esté en algún envoltorio transpirable. También se han puesto de moda en los últimos meses unas cajas pequeñas para guardar las mascarillas, estas son una buena opción si no son de plástico, pues este material no es transpirable.

Antes de quitarnos la mascarilla debemos lavarnos las manos. También debemos de manipular únicamente los tirantes, evitando tocar la superficie que estará en contacto con nuestra nariz y boca. Para guardarla debemos utilizar envoltorios transpirables, y sobre todo tener el máximo cuidado para evitar que se contamine.