El 15 de abril de 2019, el mundo miró consternado hacia París debido al incendio que sufrió la catedral de Notre Dame. El incidente ocasionó daños considerables, hasta el punto de que la aguja del templo y su tejado se derrumbaron. Además, se produjeron numerosos desperfectos en una gran cantidad de bienes muebles y en el interior.

En poco más de 24 horas, se recaudaron más de 800 millones para su reconstrucción. Pero uno de los elementos más importantes que se utilizarán para ello será un árbol de 230 años, tal y como informa CNN. Concretamente, un roble de 65 pies (alrededor de 20 metros) de altura talado en lo profundo del antiguo bosque real de Bercé, en la región del Loira.

Para el techo y la base de la aguja

Pauline Delord, guardiana forestal de 15ª generación responsable de proteger y administrar el bosque, se mostró entusiasmada con la elección: "Es la mejor segunda vida que podemos darle al árbol". A este ejemplar se unirán otros 1.000 robles destinados a rehacer la celosía de madera del techo y reemplazar la base de la aguja que se derrumbó. 

Los árboles seleccionados se talarán antes de finales de marzo y se secarán durante 12 a 18 meses para asegurarse de que las vigas no se encojan ni se muevan una vez que estén en su lugar de destino. Según Jean-Louis Georgelin, general del ejército encargado de la reconstrucción, estos árboles fueron plantados bajo el reinado de Luis XIV con el fin de proporcionar madera para construir los mástiles de los barcos de la marina gala.

Reapertura prevista en 2024

Además de estos robles, se han donado más árboles de más de 200 bosques de toda Francia. Así, los cuatro rincones del país estarán representados dentro de la catedral cuando se completen las obras. La reapertura está prevista para 2024, aunque con los retrasos ocasionados por la pandemia, varios expertos creen que se retrasará.